Alexis Tsipras, a la cabeza de una Syriza pro-Memorándum, ha salido vencedor de las elecciones anticipadas al 20 de septiembre de 2015. Ahora bien, John Henley, del The Guardian, atribuía a Maarten Verwey el papel de inquilino -o al menos de coinquilino- de la Villa Maximos, la residencia del primer ministro. Pero, ¿quien es Maarten […]
Alexis Tsipras, a la cabeza de una Syriza pro-Memorándum, ha salido vencedor de las elecciones anticipadas al 20 de septiembre de 2015. Ahora bien, John Henley, del The Guardian, atribuía a Maarten Verwey el papel de inquilino -o al menos de coinquilino- de la Villa Maximos, la residencia del primer ministro. Pero, ¿quien es Maarten Verwey? Se trata de un funcionario holandés del Ministerio de finanzas, que estuvo en Chipre y ahora está a la cabeza de la task force (grupo de trabajo) de la Unión Europea que se ha instalado en Atenas. El Memorándum firmado por Tsipras el 13 de julio -adoptado por una amplia mayoría parlamentaria [en la legislatura] precedente (Syriza, Griegos independientes, Nueva Democracia, Pasok y de To Potami)- obliga al gobierno a contar con el acuerdo previo de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI a la hora de adoptar el conjunto de leyes que sirva para aplicar un nuevo programa de austeridad. Maarten Verwey sera el procónsul de los acreedores y de sus instituciones.
Es por eso que, con toda razón, Romaric Godin define a la coalición salida de las elecciones -Syriza y Griegos independientes- «de mayoría para aplicar el memorándum firmado por Alexis Tsipras. Un acuerdo que determina de forma muy concreta la tarea del próximo gobierno que apenas tiene margen para definir nada. En octubre, de acuerdo con el punto 2.1 del memorándum, Alexis Tsipras deberá presentar un presupuesto suplementario para 2015, un proyecto de presupuesto para 2016 y un «plan presupuestario» hasta 2019 «basados en un paquete de medidas cuantificadas y reformas estructurales de calado y creíbles». El texto del acuerdo describe una gran parte de esas medidas, sobre todo una segunda reforma de las pensiones y la supresión de varias prestaciones». En una palabra, los derechos democráticos de los ciudadanos y ciudadanas griegos tiene el estatus que se otorga a la población en un país colonial.
Tsipras: el emisario
Todos los comentarios insisten sobre el índice de abstención, 43,43 %, el más alto desde el fin de la dictadura en 1974. Syriza ha obtenido el 35,46 % de votos (145 escaños, contando el bonus de 50 para el partido ganador); Nueva Democracia, 28,10 % (75); Amanecer Dorado (neonazis) 6,99 % (18); Pasok-Dimar, 6,28 % (17 escaños), KKE (PC) 5,55 % (15 escaños); To Potami, 4,09 % (11 escaños); Griegos Independientes, 3,69 % (10 escaños); Unión del Centro, 3,43 % (9 escaños). La Unidad Popular -partido creado entre otros por la Corriente de Izquierda y Red Network que contaba con el apoyo -como candidata- de Zoe Konstantopoulou, ex presidenta del parlamento- no ha logrado más que el 2,86 % de los votos y, por tanto, no tendrá representación parlamentaria al no haber superado la fatídica barra del 3 %. El inesperado acceso al parlamento de la Unión del Centro, del Vassilis Leventis, que en enero obtuvo el 1,79 % de votos, es un expresión de la deriva politico-mediática: en su candidatura, Leventis incorporó a 6 miembros directos de su familia y a otros candidatos sin ninguna experiencia política. (El País, 21/09/2015)
No está en nuestras manos realizar una «sociología» de los resultados electorales como la que se aventuran a realizar algunos politólogos. Sin embargo, podemos avanzar la constatación realizada por militantes activos de la Unidad Popular: el giro de 180 grados operado por la dirección de Syriza tras el referéndum del 5 de julio -aunque ya se perfilaba desde el 20 de febrero- ha suscitado una desorientación fuerte entre los asalariados y asalariadas y entre quienes se identificaron con la perspectiva de hacer frente a las políticas de austeridad, con la que se presentó [Syriza] en enero de 2015.
En el seno de la Unidad Popular se ha subestimado, en parte por el shock producido por el «no» del 5 de julio, el sentimiento de la enorme dificultad para hacer frente al conjunto de los mecanisos internos y externos de la máquina austeritaria existente en las capas populares. Ahora bien, como ya señalamos en otros artículos, la movilización social estaba estancada desde finales de 2012. Como fruto de ello, la voluntad de bloquear los efectos socialmente mortales de los dos primeros memorándums (2010 y 2012), se manifiesta a través de la delegación en el gobierno simbolizado en la carismática persona de Tsipras. A esto se añade la fatiga propia que generan los imperativos cotidianos derivados de la necesidad de reorganizar la vida en casi todos sus facetas. El éxodo obligado de entre 400 000 y 500 000 personas, en muchos casos cualificadas, revela también la pérdida de vigor del denominado tejido social y la dificultad de proyectarse hacia el porvenir, que tuvo un breve paréntesis en los 15 días anteriores al «no» del 5 de julio (61,3 % a favor del «no»). Así pues, existen elementos que explican la abstención.
La dirección de Tsipras ha sabido aprovechar tanto de la inercia del proceso de delegación a favor de Syriza, como del rechazo, aún presente, hacia los «viejos partidos del sistema». Partiendor de ahí, en el centro de la campaña desarrollada por el aparato en torno a una Syriza gubernamental se ha impuesto un tema: frente a los diktats de los acreedores somos los únicos que pueden mitigar sus efectos sociales y estar dispuestos a negociar una reestructuración de la deuda. Como lo confirman los resultados, este mensaje ha calado. A pesar de lo que suponían algunos análisis, la desafección militante que ha sacudido de forma clara a Syriza no ha influido en los resultados electorales. Si bien se ha producido la transformación [de Syriza] en partido pro-memorádum, con el resultado de una ruptura parcial de la coalición militante, la alternativa ha llegado por la vía de un aparato político-clientelar e institucional.
En el clima socio-político dominante en Grecia, se necesitaba ser un académico y partidario del «voto racional» para pensar que un sector social amplio votaría en base a prever de forma lúcida los efectos concretos del conjunto de las medidas derivadas del memorándum. Más aún cuando el control del tiempo electoral estaba en manos del aparato salido del gobierno de Syriza y que la Unidad Popular tuvo que organizarse precipitadamente, con una capacidad de comunicación, vinculada a una red social activa, débil; los comités por el «no» del referéndum [los comités unitarios que se organizaron para la campaña del referéndum] no se consolidaron. Salvo raras excepciones, la difusión del mensaje de la UP no era clara.
Más alla de los resultados globales
Un examen esquemático de algunos resultados en algunas de las circunscripciones electorales puede que resulte útil.
En los dos distritos de Atenas (A y B) se pueden observar, porcentualmente, los siguientes resultados:
-Syriza: 31,55 y 35,21 (en enero de 2015, obtuvo 33,61 y 37,09)
-Unidad Popular: 3,58 y 3,77
-KKE: 5,83 y 6,80 (en enero: 6,04 y 6,93)
-Amanecer Dorado: 6,91 y 5,64 (en enero: 7,05 y 5,73)
En los dos distritos del Pireo (A y B, respectivamente):
-Syriza: 33,62 y 42,05 (en enero de 2015, obtuvo 34,40 y 42,06)
-Unidad Popular: 2,95 y 3,77
-KKE: 5,14 y 7,94 (en enero: 5,27 y 8,18)
-Amanecer Dorado: 7,83 y 8,49 (en enero: 7,44 y 7,80)
A primera vista, aun cuando no exista un estudio sobre la transferencia de votos, siempre y cuando ello sea posible, la distribución de los votos a los partidos no se ha visto alterada por la presencia de la Unidad Popular en estos cuatro distritos significativos. Aunque es cierto que en el distrito de Atenas A, la presencia de candiatos mediáticos de Unidad Popular -como el caso de Zoe Konstantopoulou- explica probablemente el relativo retroceso de Syriza.
En cuando a los neonazis de Amanecer Dorado, constituyen la tercera formación política en el parlamento. El lider de Amanecer Dorado, Niko Michaloliakos, ha insistido sobre la importancia del resultado de su organización -cuyo proceso judicial por haber «desarrollado una actividad criminal», iniciado en abril de 2015 se alarga en el tiempo- aun cuando «teníamos a todo el sistema contra nosotros» (bbc.co.uk). Los slóganes recuperados por Michaloliakos y los protavoces de Amanecer Dorado, se centraban en torno a dos temas: » No al memorándum. No a la inmigración ilegal, no permitiremos que ellos nos conviertan en una minoría en nuestro propio país». A nivel nacional, Amanecer Dorado ha pasado del 6,28 % (17 escaños) en enero a 6,99 % (18 escaños) en septiembre. Su progresión es visible tanto en distritos fronterizos del norte como Evros (del 5,7 % en enero al 8,71 % en septiembre) como en una isla como la de Lesbos (4,66 % a 7,78 %).
El Memorándum llama al orden
Desde que Tsipras anunció la formación de un gobierno de coalición con Griegos Independientes -es decir, una repetición formal del precedente-, Martin Schulz, presidente del Parlamento europeo, no dudo en atacar a Tsipras afrimando: » He telefoneado por segunda vez a Tsipras para preguntarle por qué volvía a reproducir la coalición con ese extraño partido de extrema derecha.» No basta con el proconsul Maarten Verwey. Schulz, como otros eurócratas, quieren una coalición con el Pasok y To Potami para garantizar una mayor estabilidad gubernamental.
Los representantes institucionales y políticos de los acreedores conocen la agenda política y legal derivada del memorándum. Cada decisión será «supervisada» y la cuestión de la «reestructuración de la deuda» servira para marcar la pauta al gobierno de forma permanente. Podemos desarrollar, de forma resumida, la agenda. En lo inmediato habrá que revidar el presupuesto suplementario para 2015 y fijar las líneas fuertes de los presupuestos hasta 2019. A finales de octubre o principios de noviembre, los inspectores bendecirán el recién nacido presupuesto realizado bajo su supervisión. Después se sucederán: la reforma de pensiones con un primer plazo en enero de 2016; una reducción drástica, el 22 %, de la financiación de los hospitales públicos, según informa la asociación de médicos, etc. Para los acreedores y la clase gobernante griega, la prioridad para este otoño será la recapitalización de los bancos griegos y evitar un «bail in» (rescate interno) que implicaría, si la recapitalización [externa] no se realiza antes de diciembre de 2015, que los llamado depósitos garantizados (hasta 100 000 euros) ya no lo estén. Va de suyo que los depósitos superiores de 100 000 euros se han evaporado entre 2010 y 2015. El gobierno de coalición, representado por Tsipras, será el capitán de un barco en el que no controla el timón. No está excluido que como consecuencias de las turbulencias socio-políticas, se plantee la exigencia de una ampliación de la coalición [gubernamental], incluso bajo la forma de gobierno de «unidad nacional».
Una primera etapa para la Unidad Popular
Se pueden sumar los votos obtenidos por las formaciones a la izquierda de Syriza: KKE, Unidad Popular y Antarsya. Por el momento la única conclusión de esa operación aritmética es la siguiente: en Grecia existe un conjunto de militantes significativos que disponen de una red social. Ésta será puesta a prueba en los próximos meses. Durante la fase electoral, la traducción política del «no» del 5 de julio no pudo concretizarse. Para eso, tienen que existir lo que se define como razones objetivas.
Por lo que respecta a la Unidad Popular, hará un balance colectivo. El punto de vista adoptado en las intervenciones por varios de sus portavoces [durante la campaña electoral] sobre el tema euro vs dracma parece haber beneficiado a la ofensiva de la dirección de Syriza. Para los sectores populares, la cuestión más comprensible y resentida en lo inmediato era el de los efectos de la política de austeridad. Presentar, a partir de ahí, la salida del euro como una necesidad imperiosa para alcanzar esas reivindicaciones vitales que hacían referencia a las necesidades sociales, era lo políticamente más creíble. Hacer del Grexit el punto central de la campaña política supone situar en el punto de partida del programa la conclusión última de una batalla de clase contra el sistema político-económico e institucional del euro. Ahora bien, la eficiencia de esta pedagogía programática en términos de acumulación de fuerzas sociales es dudosa. En el mismo sentido, una vez hecha la caracterización general de la deuda como ilegítima, insostenible y odiosa, la relación entre el rechazo a reembolsarla -ni siquiera una fracción de la misma, y de las necesidades sociales cuantificables inmediatas (sanidad, educación, etc.)- constitye laa articulación necesaria para crear una identificación concreta entre el rechazo de la deuda y las necesidades vitales.
Sin duda, en las semanas que vienen, la Unidad Popular definirá su configuración política como frente político. Corresponde a quienes la impulsan mejorar su capacidad para vincularse con las resistencias sociales que puedan emerger bajo los golpes brutales de la aplicación del tercer memorándum. En ese sentido, la dimensión, por lo menos europea, del combate que se da en Grecia es un reto que se dirige a las fuerzas de la izquierda radical a escala continental.
Charles-André Udry es Economista y profesor universitario suizo, marxista revolucionario con una destacada participación en ATTAC y en la organización de los inmigrantes indocumentados de su país. Editor de la revista La Breche y de los Cahiers libres, dirige la dinámica editorial Page deux y escribe regulamente para distintas publicaciones de su país e internacionales.
Traduccion de Viento Sur