Se equivocan las personas que han salido a criticar a los curundueños que se atrevieron a exigirle al presidente Varela que cumpliera su promesa de exonerarles el pequeño apartamento lleno de desperfectos que le han asignado, gracias a la reforma urbana del barrio realizada en la pasada administración. Los moradores de Curundú tienen razón en […]
Se equivocan las personas que han salido a criticar a los curundueños que se atrevieron a exigirle al presidente Varela que cumpliera su promesa de exonerarles el pequeño apartamento lleno de desperfectos que le han asignado, gracias a la reforma urbana del barrio realizada en la pasada administración. Los moradores de Curundú tienen razón en pedir que el estado les rescinda el contrato ya que son gente de escasos ingresos, si los tienen. ¿Por qué no van a tener derecho a subsidios los pobres, si el estado panameño subsidia a los ricos y a las grandes empresas?
Sí, el estado panameño es «paternalista» y subsidia a un montón de parásitos, pero ellos no son los pobres que dependen de la política de transferencias en cualquiera de sus variantes: pronadel, ángel guardián, beca universal o «120 a los 70». Los verdaderos parásitos son la caterva de empresarios que viven de chuparle la plata al estado: con exoneraciones fiscales, con trampas contables, con paraísos fiscales, debiendo y no pagando los servicios públicos o las cuotas del Seguro Social, con subsidios directos e indirectos. Todo para asegurarles el lucro privado. Y esos son decenas y centenas millones sacados del estado panameño para subsidiar a los ricos.
El gobierno actual, y los pasados, subsidia con dinero de nuestros impuestos a colegios privados cuando hay montones de «escuelas ranchos», en mal estado, sin agua, ni electricidad y, lo que es peor, sin docentes nombrados a estas alturas del año. El dirigente de ASOPROF, Diógenes Sánchez, estima que en este momento puede haber hasta 10 mil estudiantes a los que les faltan educadores.
El actual gobierno, en 19 meses de gestión, hasta febrero de 2016, destinó 16,7 millones de balboas de la partida discrecional del presidente a subsidiar a la Iglesia Católica y Evangélica, siendo un estado supuestamente laico (La Prensa, 14/2/16).
No hace mucho se denunció que prominentes políticos de este gobierno, junto a una larga lista de empresas y empresarios, habían incumplido con la Ley Orgánica de la Caja de Seguro Social y estaban morosos en la cuota obrero patronal (La Estrella, 29/3/16). Esos «morosos» cometen un delito que no es sancionado con cárcel, que consiste en robarle las cuotas a sus trabajadores y afectar las finanzas del Seguro Social. Es atentado contra la salud pública, que produce muertos reales cada día, por la falta de insumos, que esos «morosos» o delincuentes dejen de pagar sus cuotas.
Hace poco se hizo público que a uno de los más lujosos centros comerciales («mall») hubo que cortarle el suministro de agua porque debían 48 mil balboas. Cuando a una familia trabajadora le cortan infaliblemente el suministro a los 3 meses así deba solo B/. 48.00.
Otra forma de «subsidio» o robo al estado son las obras e inversiones multimillonarias, defectuosas o chuecas, que paga la ciudadanía y de la que lucran los amigos de los políticos y quienes financian las campañas electorales. Uno de esos grandes negociados chuecos fue la entrega a la empresa colombiana «Mi Bus» del monopolio del transporte público en la ciudad de Panamá. Aparte de un mal servicio, que propició que las mafias tradicionales siguieran controlando el negocio con los llamados «piratas», luego de haber cobrado un subsidio por los diablos rojos para salir del negocio, al finiquitar el contrato con la empresa, el actual gobierno le regaló B/.260 millones de balboas, incluyendo el pago de su pasivo laboral y financiero. ¡Qué rico hacer negocios así!
¿Para qué hablar de la privatización de los servicios de recolección de basura que empresas extranjeras hacen de manera deficiente? ¿Cuánto se habrán embolsado las empresas como Gas -Fenosa que se han beneficiado con la privatización del IRHE y con supuestos subsidios para que no suban los precios, con lo cual el estado panameño les ha asegurado el lucro sin mayor esfuerzo? ¿O Cable and Wirless, Movistar, Claro y Digicel con la privatización del INTEL?
¿Qué decir del flamante ex presidente del Partido Panameñista, y ex ministro asesor de Varela, el archiconocido Ramón Fonseca Mora, cuya empresa Mossack-Fonseca, que ha lucrado más de 200 millones de dólares creando empresas «offshore» para evadir impuestos, lleva más de 10 años sin pagar la Tasa Única a la Dirección General de Ingresos? Eso que la Tasa Única es de apenas B/. 300 anuales, más recargo de B/. 50.00 por atrasarse (Panamá América, 5/5/16). ¿No es un parásito este abogado?
Pero el caso de esa empresa es apenas la punta de iceberg. Según un experto, Publio Ricardo Cortés C., en Panamá no se cobra impuestos ni a las transacciones financieras, ni a los intereses bancarios, como sí se hace en otros países de la región. Es decir, que uno de los sectores más privilegiados del país, como los bancos, está fuertemente exonerado de impuestos, o sea, son subsidiados.
Resulta que también están exonerados de impuesto sobre la renta los sectores punta de la economía, como los puertos y los suplidores de las naves que cruzan el canal. Siendo que Panamá tiene un «tipo imponible de ISR… menor al promedio regional» y «el IVA es el más bajo» y «carecemos de tributación provincial y la tributación municipal es mínima«. También nos dice el Sr. Publio Cortés que «ciertos contribuyentes de alto nivel económico, se benefician de la opacidad de los refugios fiscales…», además que utilizan gastos ficticios para declarar mucho menos de lo que se debe pagar en impuestos (La Estrella, 3/5/16).
¿Quiénes son los parásitos que viven de subsidios, exoneraciones y juega vivos a costa del Estado, los habitantes de Curundú o estos empresarios que lucran a costa de nuestros impuestos? Para colmo del descaro, los patrones agrupados en la Sindicato de Industriales de Panamá (SIP) le han solicitado al gobierno una rebaja de su Impuesto Sobre la Renta (ISR), del 25% que ahora pagan, al 15% en el sector urbano y al 10% en el interior del país (Panamá América, 29/3/16).
A los que habría que agregar los dueños del negocio más lucrativo del país, que mueve hasta 20.000 millones de balboas en mercancías cada año, la Zona Libre de Colón, pese a que están exonerados de casi todos los impuestos, acaban de lograr una rebajita adicional porque los negocios «les está yendo mal». Pero cuando el negocio iba bien no lo compartían ni siquiera con la ciudad de Colón que tiene 60 años de decadencia.
Con los datos aportados aquí, y otros que pueden averiguarse, podemos concluir que los verdaderos parásitos sociales, que viven del Estado panameño y sus subsidios, no son los habitantes de Curundú, sino la clase empresarial.
Por eso no es descabellado que un grupo de moradores de bajísimos ingresos le pida al Estado que les exonere el pago de sus apartamentos mal construidos, si ese mismo estado subsidia a los millonarios del país.
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