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Italia: cómo desmontar la censura (al menos una noche)

RAI por una noche: el día en que la Red ganó a la televisión

Fuentes: Rebelión

Érase una vez un vendedor muy avispado que, al saber de la existencia de las televisiones, se compró primero una, luego dos, luego tres para mejor ofrecer sus mercancías. El agudo vendedor decidió entonces conectar todas sus pequeñas televisiones locales y emitir a la vez el mismo eslogan electoral. Los viejos mercaderes del foro se […]

Érase una vez un vendedor muy avispado que, al saber de la existencia de las televisiones, se compró primero una, luego dos, luego tres para mejor ofrecer sus mercancías. El agudo vendedor decidió entonces conectar todas sus pequeñas televisiones locales y emitir a la vez el mismo eslogan electoral. Los viejos mercaderes del foro se enfadaron al oír al estrepitoso anunciante, pues sus clientes se volvían hacia él y lo seguían como al flautista de Hamelín. Figúrense lo penetrante que era su flautín que acabó ganando las elecciones. Lo nombraron César.

La historia da un vuelco aquí algo incomprensible. Los viejos mercaderes, acaso embelesados también por la labia y las técnicas publicitarias del nuevo César, no pelearon contra el conflicto de intereses, sino que decidieron promulgar una ley para que todo el mundo en el foro empleara los mismos instrumentos. Así se hizo: se le llamó la ley de la par condicio. En el foro, todos deberían disponer del mismo tiempo y el mismo púlpito para sus mercadeos. Mientras tanto, el sagaz vendedor se frotaba las manos incrédulo: «¿Serán tan estúpidos de dejarme usar mis altavoces fuera del foro?». Increíble pero cierto, se lo permitieron.

Pasaron 10 años desde la aprobación de esa ley durante los cuales el nuevo César expulsó del foro público todas las voces que le molestaban, amplificó el volumen de sus altavoces fuera del foro, manejó a su antojo a muchos de los órganos que regulaban los mecanismos de intervención en el foro, compró más puestos en el mercado, se enriqueció y creyó que había llegado a dominar toda la vida pública del país, aunque siempre le quedó algún cómico rebelde que con nocturnidad y alevosía agarraba un altavoz e informaba a los aborregados súbditos de cómo funcionaba el régimen impuesto por el astuto nuevo vendedor.

Harto de estas nocturnas voces que seguían atrayendo mucho público decidió eliminar del foro toda voz antes de las elecciones. Qué mayor equidad que la de la anulación de todas las opiniones. Este ataque a la libertad de expresión hizo que los viejos mercaderes a quienes aún les quedaba algo de honor se rebelaran y decidieran emprender una iniciativa subversiva novedosa: un espectáculo en las alcantarillas del foro. Nadie controlaba la red del alcantarillado, así pudieron comunicarse, instalar nuevos altavoces subterráneos, convocar en los cruces de la red a los súbditos que querían ser ciudadanos.

A las 21 de esta noche en directo desde el Paladozza de Bolonia miles de espectadores podrán ver o escuchar, en streaming, por radio o a través de pantallas colocadas en 180 plazas de Italia, el evento Raiperunanotte. Participarán invitados ilustres como el cómico censurado Daniele Lutazzi, habrá una entrevista al cómico Roberto Benigni, los músicos Elio e le Storie Tese, el músico censurado Morgan, además de los autores del programa televisivo Annozero. No participarán políticos.

Cómo termina la historia no se sabe. Para bajar a las alcantarillas hay que estar convencido, o al menos sentir curiosidad. Muchos seguro que ni se habrán enterado y que seguirán anestetizados con la programación del César. Pero saber que cada vez hay más vida en las alcantarillas y que no se puede acabar con la Libertad aunque eliminen las voces del foro ya supone una gran victoria.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.