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Conflicto de intereses en Francia

Relaciones peligrosas de Kouchner con dictadores africanos

Fuentes: IPS

El canciller de Francia, Bernard Kouchner, es acusado de haberse aprovechado de sus posiciones de poder político para hacer negocios privados con dictadores africanos, mientras el gobierno que él mismo integra lanza una intensa ofensiva contra la corrupción.

Las acusaciones contra Kouchner están resumidas en el libro «Le Monde selon K.» («El mundo según K.»), del periodista de investigación Pierre Péan.

Kouchner, copropietario de las firmas de asesoramiento político Imedia y African Steps, consiguió redituables contratos con los gobiernos de Gabón y República de Congo-Brazzaville, cuando era director ejecutivo de una agencia de cooperación sobre salud pública en París, aseguró Péan en su libro.

Las dictaduras de esos dos países africanos ricos en petróleo son consideradas particularmente corruptas.

Omar Bongo gobierna Gabón desde 1968 y Denis Sassou Nguesso está en el poder en Brazzaville desde hace 12 años, cuando triunfó, con apoyo de Angola, en la guerra civil contra el entonces presidente Pascal Lissouba (1992-1997).

Bongo está casado con Edith Lucie Sassou-Nguesso, hija del presidente de Congo-Brazaville.

Según Péan, cuyos alegatos se basan sobre documentos oficiales de los dos gobiernos africanos, las compañías francesas recibieron 4,6 millones de euros (5,8 millones de dólares) por asesorar a los departamentos de salud de ambas naciones.

Aunque las actividades de Kouchner como asesor no eran ilegales, varias circunstancias vuelven problemáticas las tratativas con Bongo y Sassou Nguesso.

Por un lado, cuando obtuvo los contratos, Kouchner era presidente de Esther, agencia francesa de cooperación en materia de salud que trabaja principalmente con países africanos.

Por el otro, los últimos pagos del gobierno gabonés a Imedia llegaron cuando Kouchner ya era ministro de Relaciones Exteriores.

En una carta fechada el 2 de agosto de 2007, Eric Danon, ejecutivo de Imedia y cercano a Kouchner, urgió al gobierno de Bongo a pagar cuentas pendientes desde 2006, que fueron saldadas en enero y marzo de 2008.

IPS posee copias de la carta de Danon, así como de las transferencias de arcas gabonesas a Imedia. Como canciller, Kouchner designó a Danon y a su otro socio, Jacques Baudouin, en importantes puestos del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Las tratativas contradicen la imagen que Kouchner siempre transmitió de sí mismo.

«Kouchner ha cultivado una imagen de caballero inmaculado cuyo comportamiento está firmemente arraigado en la ética. Pero esta imagen no se ajusta a sus gestiones empresariales», dijo Péan a IPS.

El canciller –quien abandonó el Partido Socialista, que integró desde los años 80, para integrarse en el gobierno del presidente derechista Nicolas Sarkozy– rechazó haber incurrido en actos impropios.

«Las acusaciones de Péan contra mí son abominables y grotescas», dijo el 4 de este mes, en un debate parlamentario.

Kouchner expresó que estaba orgulloso de haber ayudado a los dos gobiernos africanos a mejorar sus sistemas de salud pública y anunció que presentará una demanda por difamación contra Péan.

Los negocios de Kouchner son todavía más cuestionables porque involucran a dictadores que, pese a gobernar algunos de los países más pobres de África, poseen enormes fortunas, como evidencian sus vastas propiedades en Francia.

Según un informe de la policial Oficina Central para la Represión de la Gran Delincuencia Financiera, Bongo y Sassou Nguesso, junto con el presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, y el de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, poseen considerables fortunas en bienes raíces y lujosos automóviles en Francia.

El reporte, que se nutre de en 34 archivos y miles de páginas, fue abierto a fines de 2007, luego que tres asociaciones humanitarias francesas demandaron a los cuatro dictadores y al presidente de Burkina Faso, Blasé Compaoré, por «malversación de fondos públicos».

La policía francesa concluyó que los gobernantes gastaron grandes fortunas en la compra de inmuebles en las áreas de París y sus alrededores «de mayor valor comercial». Todos los investigados son también dueños de nutridas flotas de lujosos automóviles deportivos y limusinas, y controlan enormes cuentas bancarias.

La lista incluye una lujosa mansión cerca de los Campos Elíseos, el barrio más costoso de París, comprada el 15 de junio de 2007 por casi 19 millones de euros (cerca de 24 millones de dólares) por los dos hijos de Omar Bongo, Omar Denis y Yacine Queenie, que en ese momento tenían 13 y 16 años.

Bongo, en su propio nombre, es propietario de 33 lujosas propiedades inmobiliarias en París y en el sur de Francia.

Denis Sassou Nguesso y sus familiares son dueños de al menos cinco suntuosas mansiones en París y sus alrededores, por un valor mínimo de mercado de 10 millones de euros (12,5 millones de dólares).

Los dictadores africanos también poseen una gran flotilla de costosos automóviles deportivos y limosinas, que incluye modelos de las marcas Ferrari, Bugatti, Aston Martin y Mercedes Benz.

Según el informe oficial, Teodoro Nguema Obiang, de Guinea Ecuatorial, posee 15 de esos vehículos, por un costo equivalente a 5,7 millones de euros (unos siete millones de dólares).

Pese a que las evidencias sugieren la comisión de delitos, las autoridades francesas cerraron la investigación sin mayores consecuencias.

Pero debieron reabrirla en diciembre, cuando la organización no gubernamental contra la corrupción Transparencia Internacional presentó una nueva demanda contra los cinco jefes de gobierno africanos.

Pocos observadores creen que las demandas vayan a derivar en juicios o sanciones contra los líderes africanos. Como señaló el periódico Le Monde, «tres de los cinco gobiernos involucrados gozan del inquebrantable apoyo del presidente francés Nicolas Sarkozy».

Otra prueba de este apoyo: Jean-Marie Bockel, ex viceministro francés de Cooperación Internacional que en enero de 2008 se atrevió a hablar públicamente del «despilfarro de recursos africanos» por parte de jefes de estado de ese continente, poco después fue destituido.

En su libro, Péan alega que Bongo y Sassou Nguesso se quejaron ante Kouchner por esos comentarios «poco atentos». Ahora Bockel es el viceministro a cargo de los veteranos de guerra franceses en la cartera de Defensa.