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El Salvador

¡Rompamos con el TLC y demás ataduras del imperialismo ya!

Fuentes: Rebelión

El 17 de diciembre del 2014 se cumplieron 10 años de que la Asamblea Legislativa (AL) ratificara el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (En adelante, simplemente TLC). El acuerdo fue negociado desde finales del 2003 (y principios del 2004, en el caso de Costa Rica), entrando en vigencia desde […]

El 17 de diciembre del 2014 se cumplieron 10 años de que la Asamblea Legislativa (AL) ratificara el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (En adelante, simplemente TLC). El acuerdo fue negociado desde finales del 2003 (y principios del 2004, en el caso de Costa Rica), entrando en vigencia desde el 1 de marzo del 2006.

Actualmente existen varios recursos de inconstitucionalidad contra el TLC archivados desde el año 2009 en la Sala de lo Constitucional (SC) de la Corte Suprema de Justicia (CSJ); se han realizado diferentes marchas contra el tratado, la última, el 17 de diciembre del año pasado, en el marco del décimo aniversario de la ratificación del mismo por la AL.

En ese sentido, desde la Unidad Socialista de Trabajadores (UST) y desde nuestra Candidatura Independiente Socialista (CIS)1 queremos aportar un breve análisis sobre el TLC y, principalmente, poner a debate nacional la necesidad de luchar contra este tratado y demás ataduras que el imperialismo norteamericano o Europeo imponen sobre nuestros pueblos. En ese sentido pues, este artículo va dedicado a los miles de trabajadores, campesinos, estudiantes, amas de casa y demás sectores populares que día a día vemos como nuestros derechos y nuestras más sentidas aspiraciones son arrebatadas por la avaricia y el lucro de las empresas extranjeras, la voracidad de los patronos y demás sectores explotadores nacionales o extranjeros.

El contexto en que surge el TLC

El contexto nacional en que se ubica la negociación y posterior ratificación del TLC por los gobiernos derechistas del partido de la burguesía oligárquica ARENA, es precisamente, los primeros síntomas del fracaso del modelo neoliberal aplicado en el país desde 1989. Efectivamente, posterior al relativo auge económico de los primeros años (particularmente de 1990 a 1995) cuando la economía crecía a un ritmo del 6% anual y la estabilidad macroeconómica (principalmente el superávit del gasto de la cuenta corriente) que se habían montado sobre la ruina de las estructuras productivas nacionales (principalmente del sector agropecuario y la industria no maquilera) y la expulsión masiva de salvadoreños al exterior, era un hecho. Sin embargo, desde 1996, para temor de la burguesía oligárquica, el auge económico comenzó a descender hasta niveles del 2%-3%, mientras que el superávit de la cuenta corriente se convertía en déficit y la tan cacareada estabilidad de las cuentas macroeconómicas se iban al piso. Producto de lo anterior, aumentaba el desempleo y la pobreza.

Mientras tanto, a nivel internacional, el TLC se ubicaba en el marco de una política de recolonización impulsada por el imperialismo norteamericano con el objetivo de asegurarse mercados, materias primas, centros donde exportar capital y explotar mano de obrar barata, y, además, para el caso de Centroamérica, hacerse del control colonial de toda la región para asegurarse el tráfico de mercancías Este-Oeste a escala mundial. Por supuesto, todo ello a costa del saqueo de las tierras campesinas e indígenas, el aumento de la explotación y la miseria de los trabajadores y sectores populares de la región.

El TLC: una política de coloniaje sobre Centroamérica y República Dominicana

La entrada en vigencia del TLC significó para la región la concreción de un proceso de recolonización, como apuntamos arriba. Las economías y los países de la región se convirtieron en verdaderas colonias del imperialismo norteamericano. Las grandes inversiones del capital estadounidense pasaron a controlar todos los sectores claves de las economías, ello en base al TLC, particularmente al capítulo 10 del mismo, relativo a las inversiones.

En El Salvador, por ejemplo, el capital extranjero pasó a controlar por completo todo el sector financiero (y con ello, por ejemplo, el sistema de pensiones), el sector de generación y distribución de energía eléctrica, el sector de telecomunicaciones, la distribución de petróleo e incluso otros sectores como el cemento, las bebidas gaseosas, e incluso la comida rápida y e importantes sectores del comercio minorista.

La competencia de gigantescos capitales estadounidenses trajo la ruina de la micro y pequeña producción campesina, del artesanado y aún de los pequeños negocios del país2. Las ganancias las absorbieron las empresas transnacionales, transfiriéndolas a sus casas matrices3, engrosando con eso los bolsillos de los avarientos capitalistas extranjeros y sumiendo al mismo tiempo a extensas capas de la población en la miseria, merced al aumento del costo de la vida, el desempleo y el subempleo.

Destrucción de los bienes naturales

La entrada en vigencia del TLC también vino a poner de manifiesto las consecuencias sobre los bienes naturales y la salud de la población; las amenazas más visibles que tenemos hasta la actualidad son los posibles proyectos mineros en el país, particularmente porque el litigio internacional que lleva acabo la empresa PACIFIC RIM contra el Estado salvadoreño y del cual exige la cantidad US$231 millones y la apertura del territorio nacional a la explotación minera, aún no culmina; cabe destacar que el litigio se lleva a cabo en El Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), un organismo constitutivo del Banco Mundial y cuyos hilos con el poder del capital extranjero y el capital minero no son desconocidos. La razón por la cual una empresa extranjera puede interponer una demanda de este tipo al Estado salvadoreño en organismos controlados por el imperialismo como el CIADI se encuentra precisamente en la vigencia del TLC; la empresa en mención basa, por ejemplo, el grueso de su demanda, en varios artículos del capítulo del TLC relativo a las inversiones (capitulo 10).

Otros casos de destrucción de los bienes naturales, mediante los acuerdos del TLC son, por ejemplo, los relacionados al acceso al agua; recientemente comunidades de Nejapa, un municipio de la capital del país sin acceso a agua potable, han denunciado la carencia del vital líquido. Al mismo tiempo, en el mismo Nejapa la transnacional Coca Cola (u otras empresas de capital mexicano como JUMEX) se lucran mediante la extracción del agua del rio San Antonio que cruza por la zona, al tiempo que contaminan otros ríos menores del lugar y secan los posos artesanales de las comunidades mediante la construcción de enormes posos industriales para su producción; todo ello está fielmente avalado en el TLC y otros tratados y leyes nacionales, como la Ley de Inversiones.

Perdida de la de la soberanía alimentaria

Por otra parte, el TLC al abrir las fronteras salvadoreñas a la circulación de mercancías estadounidenses pone en juego, además de la sostenibilidad fiscal del Estado4 (en tanto que deja de cobrar aranceles al grueso de las importaciones provenientes de USA), la soberanía alimentaria del país; ello porque los pequeños y medianos productores agrícolas salvadoreños, es decir la pequeña producción campesina no puede, lógicamente, competir con las grandes empresas agroindustriales de Estados Unidos, ya que estas últimas poseen mejor maquinaria y técnica para producir y, además, porque el mismo gobierno de los Estados Unidos entrega subsidios a sus productores (las grandes burguesías imperialistas insertadas en el sector del agro-negocios).5

Así, el país se ve inundado de granos y otros productos alimenticios (que por otra parte miles de salvadoreños no pueden adquirir dado sus altos costos) importados desde Estados Unidos que someten a la producción nacional a la quiebra y echan por tierra la soberanía alimentaria del país, particularmente porque los productos alimenticios, así como las semillas y otros granos de cultivo son transgénicos, es decir genéticamente modificados, lo que rompe la posibilidad de sostener el cultivo y el país se ve por tanto sometido a la compra de productos agrícolas al capital extranjero.

Además, como si esto fuera poco, la producción campesina que a duras penas logra sobrevivir se ve sometida a la compra de pesticidas y otros agro-químicos para mantener la producción de granos, dado que la semilla transgénica generalmente no sobrevive sin estos agro-quimos; el resultado es grave: el campesino ve como se sangran sus bolsillos, pese al gran esfuerzo que significa sostener la economía campesina, mientras que ve a la misma vez como su salud se deteriora hasta llegar, en muchos casos, lentamente hasta la muerte6, mientras las transnacionales de los agro-negocios se hinchan los bolsillos.

TLC con la Unión Europea y otros tratados: ¡Rompamos con el imperialismo y sus ataduras coloniales!

Para terminar, es necesario decir que acuerdos como el TLC no vienen solos, sino que forman parte, como dijimos al principio, de un conjunto de medidas recolonizadoras de la región. Desde el Plan Puebla Panamá, ahora Proyecto Mesoamérica, los TLC´s, las Leyes de Inversión y los Tratados Bilaterales con diferentes países, el FOMILENIO I y II y, ahora, el TLC con la Unión Europea, disfrazado vulgarmente con el eufemismo de «Acuerdo de Asociación» son políticas que tienen por objetivo someter a los trabajadores y sectores populares de la región en la más cruenta miseria, explotar nuestros recursos y bienes naturales, a la vez que enriquecen por miles a las empresas extranjeras.

Por eso, desde la Unidad Socialista de Trabajadores (UST) creemos que el primer paso para los trabajadores, la juventud y los sectores populares, es la derrota de mecanismos como el TLC y demás ataduras coloniales que nos impone el imperialismo, luchando en las calles. Luchar por una segunda independencia, que ligue las luchas contra el imperialismo con las luchas en pro de construir una sociedad socialista. En esta, como en otras luchas, los trabajadores, la juventud y los sectores populares son los sujetos llamados a enterrar para siempre al imperialismo y el capitalismo. Como UST podemos a disposición todas nuestras fuerzas militantes para llevar adelante esta tarea.

Notas:

1 La Unidad Socialista de Trabajadores es una organización política de izquierda socialista en El Salvador. Es la sección oficial de la Liga Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional. Para las elecciones legislativas de este próximo 1 de marzo, la UST ha lanzado la candidatura independiente a diputado del profesor y dirigente sindical Ernesto García y la licenciada Elba Argueta.

2 Según datos oficiales del último Censo Económico nacional publicado en 2005, el 0.004% del total de empresas registradas, que corresponde a la gran empresa con más de 100 asalariados, se apropiaron del 59.55% del excedente económico, mientras que el 91.6% de las empresas, que corresponde a la microempresa (de 4 o menos asalariados), sólo captaron el 15.68% del excedente total, con un promedio anual de $6,034, es decir, $503 mensuales que es, lógicamente, menor al costo de la Canasta de Mercado. Ello expresa no sólo los grados de concentración de la riqueza sino también la ruina de la pequeña producción.

3 No podemos acá especificar caso por caso, pero de conjunto, de 1997 al 2008 el país recibió un total de US$6.3 mil millones de stock de capitales (es decir, de activos fijos durables utilizados directamente en la producción de bienes y servicios), pero las empresas extrajeron en concepto de utilidades (ganancias) y repatriación de capitales más de US$7.3 mil millones, por lo que en una década, las empresas ya extrajeron más capital del que invirtieron y continúan en el país sangrando la economía de la población. (Ver Salvador Arias. atlas de la pobreza y la opulencia en El Salvador. Pág. 110).

4 Dicho sea de paso el desbalance en la sostenibilidad del Estado se torna luego en contratación de más deuda externa, recortes en salud, educación, no cumplimiento de las leyes de escalafones, etc.

5 Un ejemplo claro es la empresa Farm Bill al cual el gobierno estadounidense otorga en concepto de subsidios el 81% de los costes de producción. (Ver Raúl Moreno. Los impactos del CAFTA.DR en la vida de las personas… Pág. 32, citado por Alberto Quiñones. Situación de la clase trabajadora a seis años del CAFTA-DR, pág. 22).

6 Según informa el Ministerio de Salud, cada año mueren en el país entre 500 y 800 personas por causa de insuficiencia renal, provocada por contacto y exposición a agro-químicos. Las cifras son terribles: en sólo 5 años El Salvador ha registrado 9,981 intoxicaciones agudas por contacto y exposición a agroquímicos, mientras que esta enfermedad representa el 45 % de las muertes hospitalarias (http://www.laprensagrafica.com/2014/05/17/entre-800-y-500-fallecidos-al-ao-por-insuficiencia-renal).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.