Con la revelación hecha por el presidente de San Vicente y las Granadinas, Ralph Goncalves, sobre intentos desestabilizadores en esa nación caribeña, se observa nuevamente cómo, desde Estados Unidos y Europa, se financia compañías encargadas de desatar un guerra sucia, en este caso en el marco de futuras elecciones. En una carta abierta enviada el […]
Con la revelación hecha por el presidente de San Vicente y las Granadinas, Ralph Goncalves, sobre intentos desestabilizadores en esa nación caribeña, se observa nuevamente cómo, desde Estados Unidos y Europa, se financia compañías encargadas de desatar un guerra sucia, en este caso en el marco de futuras elecciones.
En una carta abierta enviada el martes pasado a los miembros de la Comunidad Caribeña (Caricom), el mandatario denunció públicamente los intentos injerencistas por parte de ciudadanos de Gran Bretaña y Estados Unidos contra su Gobierno.
Desde hace años, organizaciones o instituciones que funcionan como fachadas del Departamento de Estado o la Central de Inteligencia norteamericana (CIA), se encuentran afincados en el continente.
Aunque en ocasiones se vuelve difícil seguir el rastro de tantas «pantallas», es conocido que el objetivo que tienen es el financiamiento de grupos opositores en naciones donde se desarrollan procesos políticos de cambio, opuestos a los intereses de EEUU.
Según el documento difundido por Gonsalves, «el capítulo más deshonesto y antinacional de esta campaña difamatoria, con vista a las elecciones, las octavas desde la Independencia, está liderado por dos estadounidenses junto con el New Democratic Party», organización política de oposición.
Identificados como Dave Copps y Blake Burris, los cofundadores de la firma Co-Habitat, con sede en Dallas, Texas, son señalados por el mandatario como los responsables de la propaganda antigubernamental.
«Esa organización está dirigiendo una campaña bajo el lema ´Salve la democracia por solo cinco dólares´ referida a San Vicente y las Granadinas» explicó el mandatario.
También recordó que el buen funcionamiento de su administración es reconocido «por los gobiernos del Reino Unido, Estados Unidos, el Banco Mundial (BM) y organizaciones no gubernamentales como Freedom House Foundation (FHF) y el Instituto Caribeño-Guyanés para la Democracia (ICGD)».
En la carta de denuncia, Gonsalves aseveró: «Si en Estados Unidos los extranjeros no pueden financiar campañas políticas, ¿por qué estas personas creen que pueden financiar las nuestras? ¿Nuestra soberanía no cuenta?».
Naciones como Cuba, Venezuela y Bolivia son el objetivo principal de agencias estadounidenses que supuestamente financian proyectos sociales, pero que drenan dinero para grupos opositores.
La denuncia más reciente fue realizada por la investigadora Eva Golinger, al revelar que según documentos del gobierno norteamericano, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, según las siglas en inglés) planea entregar este año electoral unos 50 millones de dólares para financiar organizaciones opositoras en Venezuela, entre ellas partidos políticos.
La especialista indicó que luego del golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez en abril de 2002, Estados Unidos apoyó el proceso de referéndum revocatorio del mandatario venezolano.
Para esto, la Usaid invirtió unos «750 mil dólares en la campaña de información pública a través de los medios de comunicación mediante las ONG Ciudadanía Activa, Cedice y Súmate», explicó.
«En total fueron 1,3 millones de dólares para fortalecer los partidos políticos en el país como Acción Democrática, Copei, MAS, Primero Justicia, Proyecto Venezuela, Un Nuevo Tiempo en el Zulia» señaló Golinger.
Aunque desde la Usaid se sostiene que su objetivo es «la expansión de la libertad en todo el mundo», los repetidos casos de injerencia, contraria a los principios del derecho internacional de ONU se cuentan por docenas.
Cuba
El periodista del diario Granma Jean Guy Allard denunció meses atrás que congresistas de Estados Unidos «liberaron» 15 millones de dólares «para financiar las operaciones de subversión en Cuba» a través de firmas contratistas de la Usaid y de personas vinculados a la mafia cubanoamericana que reside en Miami.
El comunicador explicó que de esta forma se impulsa la «sedición» dentro de la isla con «intentos múltiples de fragmentación de la sociedad cubana, asesoría estratégica a los llamados disidentes, campañas de difamación y establecimiento de redes de comunicaciones satelitales paralelas, concebidas por la CIA».
Centroamérica
Luego del triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua en 1979, las operaciones de guerra sucia en ese país se llevaron a cabo mediante la National Endowment for Democracy (NED), subsidiaria de la Usaid, con el objetivo de derrocar al gobierno del comandante Daniel Ortega.
Más cerca en el tiempo, durante el golpe de Estado en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya en 2008, el organismo financiado por Estados Unidos tuvo un rol principal en ese hecho.
Según el ex ministro hondureño Roland Valenzuela, Jacqueline Foglia Sandoval fue «la persona encargada de coordinar y operar el golpe de Estado».
La mujer no sólo fue egresada de la universidad de West Point de Nueva York y Agregada de Defensa en la Embajada de Honduras en Washington, sino que trabajó como jefa de relaciones internacionales en un subcontratista de la Usaid.
La página web Rebelión denunció el año pasado que en Honduras la Usaid incrementó su actividad a partir de 2005.
«Comenzó a desarrollar toda una serie de programas tendientes a fortalecer las posiciones de Estados Unidos dentro de la sociedad» con un presupuesto para 2008 de 39,2 millones de dólares, afirmó el portal informativo.
Bolivia
Financiar a la oposición y penetrar a organizaciones sociales para dividirlas y enfrentarlas al gobierno del presidente Evo Morales, es el objetivo principal de la Usaid.
Documentos desclasificados revelaron que el organismo destinó más de 97 millones de dólares para los proyectos separatistas en la nación andina.
Desde el 2002, la Usaid entrega dinero a agrupaciones y partidos políticos para favorecer la «descentralización» y la «autonomía».
A través de programas de seguridad, democracia, crecimiento económico, e inversión social, organismos como la Usaid se reproducen en América Latina con el objetivo principal de promover, cueste lo que cueste, la idea de «libertad» que Estados Unidos busca imponer en todo el mundo.
Fuente: http://www.avn.info.ve/node/15381
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