Ha trascendido en Le Monde y en Le Canard Echainé que Nicolas Sarkozy se ha desdoblado como mediador en una reunión de vecinos. Mayormente para beneficiar a su suegra, Marisa Bruni-Tedeschi, propietaria de un ‘chateau’ en Cap Negre (Costa Azul) y partidaria de instalar en la zona un verdadero sistema de alcantarillado. Los otros vecinos […]
Ha trascendido en Le Monde y en Le Canard Echainé que Nicolas Sarkozy se ha desdoblado como mediador en una reunión de vecinos. Mayormente para beneficiar a su suegra, Marisa Bruni-Tedeschi, propietaria de un ‘chateau’ en Cap Negre (Costa Azul) y partidaria de instalar en la zona un verdadero sistema de alcantarillado.
Los otros vecinos perseveran en el recurso arcaico de las fosas sépticas, de modo que el jefe del Estado ha tratado de disuadirlos en nombre de la higiene y del beneficio medioambiental. Nada de reprobable si no fuera por la desmesura de la implicación del presidente: se personó en la reunión vecinal el pasado 16 de agosto en Cap Negre y acudió por segunda vez el día 19 del mismo mes antes de embarcarse a Afganistán, donde habían perdido la vida 10 soldados franceses en una emboscada talibán.
La noticia ha trascendido ahora con todas las connotaciones pintorescas en juego. Empezando por el hecho de que la madre de Carla Bruni haya hecho venir a su latifundio marítimo al propio yerno. Matizando, para más jeta, que Sarkozy no comparecía en calidad de presidente de la República, sino como familiar instruido.
Echemos, pues, un vistazo a la agenda de Sarko en aquella semana veraniega.
-12 de agosto: Viaje a Moscú.
Negociaciones para el fin de la guerra de Rusia y Georgia.
-13 de agosto. Regreso a París.
-14 de agosto. Recepción de Condoleeza Rice.
-16 de agosto: Cumbre vecinal de Cap Negre.
-19 de agosto. Cumbre vecinal de Cap Negre (segunda parte). Viaje a Kabul.
No cabe ejemplo más elocuente de la hiperactividad del jefe del Estado ni ejemplo más concluyente de la confusión entre lo público y lo privado. De hecho, los vecinos que asistieron a la reunión del condominio se quedaron estupefactos cuando Sarkozy les hablaba de la Unión del Mediterráneo, la guerra de Georgia y la crisis de Afganistán. Sobrentendiendo que no le tocaran las pelotas con las malditas alcantarillas.