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Palabras de Lukashenko en el 70º aniversario del comienzo de la agresión fascista

Ser dignos de la generación que salvó a la humanidad del fascismo

Fuentes: Pravda

Traducido del ruso por Josafat S. Comín

Bielorrusia celebró el 70 aniversario del comienzo del brutal ataque de los nazis a la Unión Soviética como el «Día del recuerdo y del dolor». Mítines y conciertos-homenaje en los recintos conmemorativos, flores en los monumentos y fosas comunes: todo lo que tuve oportunidad de ver en este día, reflejaba un sentimiento inquebrantable de agradecimiento a aquellos que llevaron a cabo esa hazaña sin precedentes en la Gran Guerra Patria y salvaron a la humanidad del fascismo.

Miles de personas en las ciudades grandes y pequeñas de Bielorrusia se dieron cita en los lugares de recuerdo. En Minsk los participantes ofrendaron sus flores a los pies del monumento en la plaza de la Victoria y encendieron velas. En Moguiliov, el tañido de las campanas se extendió por los campos de Buynich, que entraron en la historia como símbolo de arrojo y valentía de los soldados y oficiales soviéticos al acabar con la punta de lanza de la avanzadilla de tanques enemigos que se abrían paso hacia el Dniéper.

Sin duda la heroica «Fortaleza de Brest» se convirtió en el centro de todos los actos conmemorativos. Acompañando a miles de habitantes de Brest, en el acto tomaron parte 45 delegaciones venidas de Rusia, Ucrania, Polonia y otros países. El presidente de Bielorrusia Alexánder Lukashenko intervino ante todos los que llegaron a honrar la hazaña de los defensores de la heroica ciudadela. «Solo gracias a que -recordó Lukashenko- el plurinacional pueblo soviético cerró filas en la lucha contra el enemigo común, la humanidad no se vio sometida por la tenebrosa esclavitud fascista. Sin embargo lo más terrible es que le están borrando la memoria a la gente. En una serie de estados, de un modo consciente y definido están extirpando la verdad histórica. En las mentes de los jóvenes inculcan machaconamente conceptos absolutamente desvirtuados sobre el bien y el mal, se está sembrando en la sociedad una nueva moral, que justifica la agresión y el dominio de unos países sobre otros.»

En algunos «supercivilizados y ultrademocráticos países», al soldado soviético se le pone a la par de los nazis, y se organizan juicios ejemplarizantes. Difícilmente los soldados Yegórov y Kantaria al izar la bandera roja sobre el Reichstag derrotado, hubieran podido imaginar que la Bandera Roja de la Victoria acabaría estando prohibida. Sobran hoy día los ejemplos. Difícilmente hubiera podido imaginar ese glorioso combatiente veterano, que se ganase sus medallas con su sangre, que le iban a escupir a la cara y a arrancarle del pecho sus medallas y condecoraciones1. Así es como se comportan algunos jovenzuelos sinvergüenzas en algunos países «democráticos»,-constató el jefe de estado bielorruso.

Definió (Lukashenko) como colmo de la desvergüenza y del cinismo, los homenajes que se les hacen a los combatientes de las «Waffen SS», cuyas manos están manchadas de la sangre de civiles inocentes y de prisioneros de los campos de concentración:

-Aquí en esta sagrada tierra de Brest, la primera en recibir el golpe del ejército fascista, se percibe con especial claridad esa misiva del pasado. Se resume en ese llamamiento hecho por un auténtico antifascista como fuera Julios Fucik: «Gente, ¡permaneced alerta!». No permitáis el renacimiento del nazismo, de la xenofobia de la intolerancia racial o religiosa, la repetición de los horrores de la guerra. No os dejéis seducir por los dulces discursos de los abogados de las nuevas cruzadas contra los pueblos y los estados soberanos.

Este mandato, -está convencido Lukashenko- es el que estamos obligados a transmitir a nuestros descendientes, ya que hoy en diferentes regiones del planeta sigue muriendo la gente, siguen candentes los conflictos armados y los cataclismos sociales. Los actuales estrategas de la geopolítica se esfuerzan en reordenar a su antojo el mapa del mundo y definir las zonas de sus «intereses nacionales», allí donde les apetece. La guerra para ellos se ha convertido en un juego de cartas. Todo esto es resultado del olvido de las lecciones de la historia. En Bielorrusia nunca vamos a aceptarlo.

-La herencia de los héroes, -señaló Lukashenko- es la piedra angular de nuestra existencia como estado. No permitiremos la revisión del resultado de la guerra. Siempre educaremos a nuestra juventud en el ejemplo del respeto a nuestro glorioso pasado, del humanismo, el patriotismo y la filantropía. No vamos a convertirnos en unos desmemoriados que no reconocen a aquellos que sufrieron, combatieron y vencieron. No vamos a abandonar nuestras fosas comunes al viento de la desmemoria.

Para el presidente bielorruso, ser dignos de la generación que salvó a la humanidad del fascismo significa salvaguardar la paz en el planeta.

-Por eso llamamos a no olvidar las tradiciones de amistad y hermandad con los pueblos de las antiguas repúblicas de la Unión Soviética, con los que hace 70 años nos alzamos como un solo hombre, en la lucha sagrada contra el fascismo,- estas palabras resumen la esencia de la política de integración que lleva a cabo Bielorrusia.

Como símbolo de reverencia ante la firmeza de los defensores de la fortaleza de Brest, los artesanos de la ciudad de Zlatoust, confeccionaron una espada conmemorativa. Alexander Lukashenko hizo entrega de la misma al director del museo del complejo conmemorativo «Fortaleza de Brest» con las palabras:

-Que este símbolo de la gran hazaña perviva para siempre en la sagrada tierra bielorrusa, encarnando nuestra determinación de defender las fronteras, no solo de nuestra Bielorrusia, también de nuestra Patria común.

En el «Día del recuerdo y del dolor» en Brest se celebró la ceremonia de inauguración del monumento «A los héroes de la frontera, a los mujeres y niños, que con su valentía entraron en la inmortalidad». Entre las coronas de flores ofrecidas a este monumento a la gran hazaña del hombre soviético, la corona del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, fue la primera.

Notas

  1. En referencia a los sucesos de Lvov (Ucrania) del pasado 9 de mayo.

Fuente: http://gazeta-pravda.ru/content/view/8183/34/