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Entrevista con Jorge Zabalza, histórico ex dirigente Tupamaro del Uruguay

«Si el Frente Amplio con Mujica ya está a la derecha, lo que se viene ahora con Tabaré, va a ser peor».

Fuentes: Rebelión/Resumen Latinoamericano

Hablar con Jorge Zabalza es hacerlo con un pedacito irreductible de la lucha del MLN Tupamaros de los años 60 y 70. Hermano de Ricardo, otro «tupa» caído en combate cuando el Movimiento guerrillero ocupara la localidad de Pando, el 8 de octubre de 1969, y eterno reivindicador de Raúl «Bebe» Sendic, el fallecido líder […]

Hablar con Jorge Zabalza es hacerlo con un pedacito irreductible de la lucha del MLN Tupamaros de los años 60 y 70. Hermano de Ricardo, otro «tupa» caído en combate cuando el Movimiento guerrillero ocupara la localidad de Pando, el 8 de octubre de 1969, y eterno reivindicador de Raúl «Bebe» Sendic, el fallecido líder del tupamaraje revolucionario y artiguista.

Zabalza fue uno de los tantos rehenes de la dictadura, que estuvo prisionero 13 años en durísimas condiciones. Luego, ya en libertad fue un digno edil montevideano que se opuso a una concesión espuria del Casino de Carrasco, como deseaba el alcalde frenteamplista. Su decisión provocó un terremoto en el Frente y hasta la renuncia del propio Tabaré Vázquez, que lo presidía.

Con el tiempo, Zabalza siguió reivindicando la rebeldía y los principios de sus orígenes, mientras varios de sus compañeros de prisión y de lucha, tomaron otros rumbos en lo político y también en lo ideológico. Hoy, Zabalza se ha convertido en un francotirador (guevarista-bolivariano-artiguista) que molesta al poder, ya que no se calla la boca si debe denunciar las injusticias y mucho menos ante las involuciones en el campo de las ideas. Por todo eso, entrevistar al Tambero (el apodo con que se lo conoce en Uruguay y en el mundo) ofrece muchos títulos periodísticos urticantes. A escucharlo entonces.

-Poco antes de que Pepe Mujica asumiera el Gobierno, muchos de sus seguidores afirmaban que «ahora sí se va a radicalizar el proceso». ¿Cuál es su opinión sobre lo ocurrido en este mandato de su ex compañero del MLN Tupamaros?

-Esa era una lectura bastante parcial, ya que Mujica siempre apoyó el modelo económico que patrocinaba el actual vicepresidente Danilo Astori, ligado a las corporaciones multinacionales. En lo fundamental, Tabaré, Mujica y Astori, tiene una coincidencia plena en el «Uruguay productivo» que tenemos: plantar soja transgénica con agrotóxicos, forestación de eucaliptus y de pinos, megaminería. Un país absolutamente dependiente de las corporaciones, gobierna el país el capital extranjero. Ellos, lo único que hacen es cambiar el escenario para no cambiar nada: un año Tabaré, luego Mujica, ahora volvería Tabaré nuevamente. Disfrazan el discurso y la apariencia, un día Mujica se hace el populachero, otro día filosofa, siempre con grandes contradicciones, o grandes discursos para después hacer todo lo contrario. Tabaré aparece más doctoral, Astori presupone que lo sabe todo y luego no sabe donde meterse cuando no puede con la inflación.

-Frente a estas cuestiones casi de sentido común en lo que hace a los déficits, ¿qué pasa con la base del Frente Amplio o del propio Movimiento de Participación Popular? ¿No se rebelan? ¿Es tan fuerte el verticalismo?

-Ha comenzado a aparecer lentamente cierto desengaño. Es evidente que esta campaña de Tabaré Vázquez no está acompañada por el entusiasmo que tuvo la que lo llevó al Gobierno en marzo de 2005. Ellos se están quejando de que va poca gente a los actos, están diciendo que no tienen militancia. Cómo quieren tenerla si después hacen todo lo contrario de lo que prometen. Había una expectativa de con la llegada del «gran Tabaré», las masas iban a acudir a las convocatorias. Pero no es así. Incluso, las últimas encuestas han dado de que todos los partidos juntos superan al Frente Amplio, y por lo tanto corre mucho riesgo la mayoría parlamentaria, lo que les preocupa.

Lo cierto es que hay una gran despolitización y desideologización de la campaña electoral, que provoca que la gente no tenga entusiasmo. Le quieren vender un jabón u otro jabón, a través de la publicidad electoral, pero son todos lo mismo.

-En una de las paredes del Cerro de Montevideo, pudimos ver una pintada que decía: «Del realismo a la traición», en el sentido de que Mujica siempre dice que «esta es la realidad, el mundo ha cambiado», y hay otros militantes que piensan que «en realidad se han traicionado los principios». ¿Qué piensa de estas opiniones?

-Creo que Mujica hizo una opción política por el capitalismo. En algún momento, a (Fernández) Huidobro, Mujica, Bonomi se les quebró aquella fibra de querer cambiar el mundo y hacer una opción por los trabajadores, y perdieron el convencimiento. Entonces se incorporaron a las filas de todos aquellos a los que combatíamos, ya sea los estancieros del Uruguay que generan latifundio, y al cual el Gobierno protege. No ha habido ni un solo choque con el imperialismo. Cuando toda Latinoamérica se alza contra el Imperio y salimos a la calle a defender a Venezuela, Mujica toma una actitud de «gran componedor». La derecha de Venezuela lo viene a buscar y él dice que sí, que va a ir a arreglar todo, y por suerte Maduro le dijo «no, gracias».

Acá hubo un cambio ideológico porque se le quebraron las ganas de luchar a estos compañeros. En algún momento de su carrera como Tupamaros y revolucionarios, en algún calabozo. dejaron las convicciones.

-Sin embargo, han surgido algunas reivindicaciones que generan movilizaciones multitudinarias, como es la lucha por la tierra.

-Esa es una expectativa que todos tenemos, de cómo se está reaccionando. Al igual que en otros países de América Latina, dicen que en Uruguay se redujo la pobreza, pero la tercera parte de la población tiene ingresos menores a 14 mil pesos, cuando la canasta básica es superior a 50 mil. Son pobres, no tienen para cubrir sus necesidades básicas. Ese descontento está allí, larvado.

Por suerte, frente a emprendimientos como la mina a cielo abierto Aratirí que va a ocupar alrededor de 40 mil hectáreas, o ante las injusticias que están ocurriendo con los trabajadores en los naranjales, hay gente que reacciona. En defensa del agua y de la tierra y todos los recursos naturales. Con la gente en movimiento y luchando, hay posibilidades de hacer política que tenga un sentido revolucionario. No estamos hablando de hacer una Revolución ahora, pero sí de poder mirar un camino, un horizonte que sea revolucionario.

-¿Sendic sigue siendo un ícono para los rebeldes de Uruguay?

-Por supuesto. Si no, ¿por que cree que olvidaron a Sendic? ¿Por qué cuando llegan los Tupamaros al gobierno ninguno se acuerda de decir ¡Salud Sendic!, vamos a reivindicar sus ideas y su pensamiento revolucionario? Porque Sendic tenía un proyecto político, y conste que no hablo de los años 70 sino después que salimos de las cárceles, de construir un Frente desde las bases, con cuatro propuestas: no pagar la deuda externa; hacer una reforma agraria, expropiando a los latifundistas sin indemnizarlos y pasando la propiedad de las tierras al Estado; estatizar la Banca, y llevar el salario al mismo poder adquisitivo que tenía en los años 60. Eso significaba otro modelo de Uruguay, un modelo de producción y de capital invertido para el pueblo, de otra forma de vida. Tenía una puntería de no respetar a la clase dominante, de chocar con ella y no hacerle reverencias.

Como actualmente, ninguno de los ex guerrilleros que están en el Gobierno puede reivindicar ese programa, porque están haciendo todo lo contrario, están entregando el país al capital extranjero, Sendic vive clandestino en el corazón del pueblo. Nosotros, cada tanto, tratamos de sacarlo de esa clandestinidad. Este año va a haber una marcha con la gente de UTAA (Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas), que vienen de Bella Unión, los trabajadores naranjeros de Paysandú, los compañeros de Tacuarembó y de Rivera, y gente del MST de Brasil, vamos a ir hasta el Cementerio para homenajearlo.

Nuestra idea es que los jóvenes que hoy están luchando levanten el legado de Sendic, que sepan que los Tupamaros no eran como los que están gobernando en Uruguay. Que los Tupamaros tenían dignidad, banderas y querían una Revolución agraria, la misma que hizo Artigas.

-Lo paso de la épica a la realidad: ¿qué va a hacer Zabalza en las próximas elecciones presidenciales del mes de octubre?

-Zabalza no quiere votar a nadie. No voy a votar a Tabaré Vazquez. Si el Frente Amplio con Mujica está a la derecha, lo que se viene ahora en el Uruguay va a ser peor. Con él podemos esperar un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Si hubiera movilización popular, Tabaré va a dar palos, que nadie lo dude. Va a ser como Rodríguez Zapatero en España, o como la socialdemocracia griega. Por lo tanto, a Tabaré no hay que votarlo. Hay gente que nos dice, «pero no hay nada mejor, votar a la derecha es peor», y yo afirmo que Tabaré es la derecha, con tanta soberbia y arrogancia como los otros candidatos de la derecha tradicional. Nosotros vamos a llamar a no votar, o a votar nulo o en blanco.

-¿Cuáles son las razones para que después de tanto tiempo, la izquierda más rebelde no se pueda unir y marchar juntos?

-Al no haber una gran movilización y lucha popular no surgen propuestas unitarias. El calor de la lucha de la gente ayudaría mucho a juntarnos. Si no existe una retaguardia, el pueblo con espíritu insurrecto, como decía el Che Guevara, no existe vanguardia.

-¿Le preocupa la situación de Venezuela, atacada externa e internamente por el Imperio?

-Me preocupa mucho. El mundo ha cambiado en estos últimos diez años. A los EEUU, Rusia le paró el carro en Siria y ahora le está ganando la «cuereada» en Ucrania, y los norteamericanos no se van a atrever a intervenir directamente, y terminarán metiendo el violín en bolsa. Entonces, les queda América Latina, y en especial Venezuela, Cuba, Brasil. Creo que en los próximos años hay que esperar que el imperialismo intentará concentrarse en lo que ellos siguen llamando su «patrio trasero». Van a ser horas de definiciones, y allí es donde volvemos a la situación uruguaya. Seguramente, Tabaré se va a definir por la Alianza del Pacífico o aliarse con la derecha fascista del continente.

-Como usted no es diplomático, le pregunto cómo se ve desde el Uruguay la situación argentina.

-Esa sí que es una pregunta difícil. Hay un modelo económico que pretende tener una apariencia más ligada a la defensa de lo nacional, pero por otro lado firman los contratos con Chevrón, que significa una entrega total del país. Por un lado, en Argentina se está dando el procesamiento y enviando a la cárcel a muchos verdugos y torturadores, a los asesinos de la época del terrorismo de Estado, y por el otro lado se condena a perpetua a los trabajadores de Las Heras. Es un auténtico disparate. Es continuamente una de cal y otra de arena. Yo creo que lo que realmente determina en Latinoamérica es el tema del imperialismo. Maduro pelea abiertamente contra los EEUU, Correa expulsa la base yanqui de Manta, Evo Morales echa al embajador de EEUU. En cambio, Cristina Fernández no se sabe si apoya o no esas posiciones, a veces si, a veces no. A pesar de que están un poco peleados, es como Mujica: como te digo una cosa, te digo la otra… Mujica hace 20 días que está diciendo que va a ir a visitar a Obama, y después dice que no puede por razones varias. Pero nunca dice, «no, no voy a ir porque los EEUU asesinaron en Iraq, en Afganistán, en Siria o en Libia». En cambio, plantea que «no se siente bien», o afirma que lo va a ir a visitar «porque la embajadora de EEUU en Uruguay es muy simpática y siempre nos trata bien a nosotros». Jamás toma una posición política e ideológica frente al imperialismo. Y Cristina Fernández, hace lo mismo.

-Otro tema pendiente en Uruguay es el no juzgamiento a los militares genocidas.

-El problema de los derechos humanos en el Uruguay no es solo la defensa cerrada de la impunidad que están haciendo el Poder Judicial por un lado y el Gobierno con su política de olvido y perdón. Ahora aparece este tema de que Mujica, por presuntas razones humanitarias, va a traer a cinco prisioneros de Guantánamo, por pedido de Obama. Sin embargo, no se fija en los adolescentes que están presos en los centros de reclusión que están engrillados. Las autoridades actuales de las cárceles de menores, se enorgullecen porque ya no hay fugas, pero no las hay, porque los presos tienen grillos en las muñecas y en los tobillos. ¿Esos no son derechos humanos? Y el hecho comprobado de que en las comisarías de Uruguay en donde se tortura o la violencia policial que hay en los barrios, o en los estadios. ¿Esos no son derechos humanos? Estos que nos gobiernan se han acostumbrado a tener un discurso que parece de izquierda, y que a nivel internacional provoca aplausos, pero la realidad es que hace tiempo no se procesa a ninguno de los genocidas, y que últimamente, dos que habían sido declarados culpables por asesinar a compañeros, han sido dejados en libertad. Esa es la gran contradicción uruguaya: grandes discursos, pero en la práctica todo lo contrario.

Fuente original: Resumen Latinoamericano

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.