Hace dos o tres días llegó a mi correo un escrito de la joven e inteligente luchadora sancarleña Heidi Murillo, en el que decía (la cito textualmente) «El tema energético es mucho más complejo que hablar simplemente en que sí o no hidroeléctricas, en que si gas o petróleo, si lo explotamos nosotros o lo […]
Hace dos o tres días llegó a mi correo un escrito de la joven e inteligente luchadora sancarleña Heidi Murillo, en el que decía (la cito textualmente)
«El tema energético es mucho más complejo que hablar simplemente en que sí o no hidroeléctricas, en que si gas o petróleo, si lo explotamos nosotros o lo explotan los gringos o los chinos. Es urgente empujar la discusión a nivel nacional, con amplia participación de todos los sectores de la sociedad, en torno al modelo energético que produzca una Política de Estado de largo plazo, una visión país que trascienda gobiernos, inclusive.»
Hermosas y justas palabras las de Heidi.
Como sabemos, acaba de hacer aparición en la prensa nacional el tema de las exploraciones y explotaciones petroleras. La noticia fue más o menos intempestiva. Durante años, nadie habló de explorar o explotar el petróleo en Costa Rica. Desde comienzos de siglo, las corporaciones petroleras de los Estados Unidos le pusieron el ojo al potencial energético de nuestro pequeño país. Como es sabido, somos parte de la cuenca sedimentaria petrolera más explotada del continente americano, esa que literalmente convierte al Caribe en un lago petrolero. Desde Texas hasta Maracaibo, pasando por el istmo de Tehuantepec, no existe ninguna razón para suponer que los depósitos petroleros sumergidos en las profundidades, se detienen en México y reaparecen en Venezuela. Es por eso que históricamente, estuvimos siempre en la mira de las grandes empresas exportadoras, cuya voluntad de rapiña y agresividad, crecen conforme disminuyen las reservas mundiales de hidrocarburos.
Mi propio bisabuelo, el eminente historiador Don Francisco Montero Barrantes, siendo diputado, tuvo que enfrentar la codicia colonialista de las compañías petroleras. Intentaron compararlo ofreciéndole un altísimo salario por sus servicios de abogado; «- si desean mis servicios profesionales les dijo Don Francisco, debo renunciar antes a mi condición de diputado»; «- de ninguna manera… le replicaron los personeros de las compañías… Usted puede ser nuestro abogado y continuar con sus labores como diputado»; «lo siento mucho, expresó Don Francisco, en esas condiciones no puedo ofrecerles mis servicios profesionales». Años después, un ingeniero estadounidense tocó la puerta de la residencia del licenciado Manuel Mora Valverde, para informarle que su compañía, una empresa norteamericana, había descubierto extraordinarios yacimientos de petróleo en la provincia de Limón y que habían recibido la orden de marcar los puntos de los yacimientos, pero tapar las perforaciones, porque el gobierno estadounidense había declarado a Costa Rica «zona de reserva petrolera». Don Manuel se levantó de su asiento y trajo una pequeña botella con un líquido blanquecino y me dijo: «aquí está la prueba Álvaro, ésta es la muestra del petróleo extraído en Limón y que trajo a mi casa el ingeniero norteamericano».
Todavía recuerdo como en los años 70, durante el gobierno de don José Figueres Ferrer, se produjo una importante discusión legislativa a propósito de un plan de exploración y explotación de las grandes compañías petroleras, la Oceánic y la Continental Oil. La intervención del entonces diputado, el gran economista y auténtico costarricense, hoy desaparecido, Genaro Valverde Marín, evitó el intento de asalto sobre nuestros recursos naturales. Sus magníficas intervenciones patrióticas en la Asamblea Legislativa, estuvieron apoyadas, en aquel entonces, por los concienzudos estudios sobre la naturaleza y propósitos de aquellas compañías, que le aportaron un equipo de jóvenes intelectuales e investigadores: Henry Saxe Fernández, Jorge Urbina Ortega y Rodrigo Fernández. Pero la historia continúa. Siendo yo diputado durante el gobierno de Luis Alberto Monge, observé las idas y venidas de un cercano familiar de los hermanos Arias, el señor Roberto Dobles, quien hacía lobby para que resultara aprobada la «ley de hidrocarburos», destinada hasta el día de hoy, a abrirles la puerta a las empresas petroleras de los Estados Unidos.
Finalmente, apareció hace unos pocos días en el periódico La Nación, el mapa de Costa Rica dividido en cuadrículas de colores que señalaban las eventuales zonas de exploración petrolera. En la extensa información del periódico, despuntaba aquí y allá el nombre del Ing. Roberto Dobles como activísimo promotor de las exploraciones. Recordaba yo que este señor había sido nombrado por Óscar Arias, en su última administración, como Ministro Del Ambiente; casi nada. Los ratones encargados de cuidar el queso. Sabemos que gente cercana a estos personeros oficiosos de las petroleras, andan ya en la tarea de comprar tierras en la zona norte. Dicen que para sembrar higuerilla.
Una última observación. En algunos países de territorios inmensos como los propios Estados Unidos en más de 9 millones de kilómetros cuadrados, o México, con casi 2 millones de kilómetros cuadrados, o Venezuela, con casi 1 millón de kilómetros cuadrados, o Brasil, un auténtico continente con más de 8 millones de kilómetros cuadrados, el impacto de las explotaciones petroleras, siendo enorme, es mitigado en términos nacionales, por la extensión territorial. Pero en Costa Rica, hablar de una exploración y explotación, por pequeña que sea, es entregar el país entero a una intensa devastación.
Pero la lucha apenas comienza. Juntos vamos a detener el malévolo empeño de convertir a nuestro pequeño país en un campo petrolero.
Fuente: http://revista-amauta.org/2011/06/sobre-la-exploracion-petrolera/