El libro de Juan Dal Maso y Ariel Petruccelli tiene dos grandes virtudes que a veces no son tan fáciles de conjugar: es una aproximación rigurosa a los dos pensadores comunistas, pero también una obra que nos aporta elementos de análisis para la transformación de la realidad. Es un libro que nos interpela, que no disocia teoría de práctica, que no se queda en una actitud meramente contemplativa.