El objetivo de este artículo es proporcionar algunas pistas que muestren cómo el estudio del régimen autoritario en Rusia permite responder a cuatro preguntas sobre esta guerra.
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Si quedaba alguna esperanza de que la Unión Europea se convirtiera en un vector decisivo para construir relaciones internacionales multipolares y pacíficas, y en impulsora de un nuevo tipo de economía sostenible y más equitativa, me temo que se ha desvanecido en los últimos meses.

La población debe ser engañada para que consienta o, por lo menos, no se oponga a la guerra

Conforme se desvanece cualquier perspectiva de una solución pacífica al conflicto en Ucrania, es necesario recordar que la guerra que ha devastado a este país es el resultado trágico del empeño de Estados Unidos y sus socios en reducir a Rusia a la completa irrelevancia geopolítica, y su afán de infligirle la máxima humillación posible en momentos en que ésta ya no representaba ninguna amenaza para la seguridad de Europa y mucho menos de Washington.

La ya larga guerra entre Rusia y Ucrania es un lamentable conflicto en el que casi todo el mundo sale perdiendo, principalmente los propios ucranianos, pero también Rusia y la Unión Europea (UE) en su conjunto.
Con 494 votos a favor, 58 en contra y 44 abstenciones, el Parlamento Europeo ha aprobado una resolución que designa a Rusia como «Estado patrocinador del terrorismo por las atrocidades cometidas por el régimen de Vladimir Putin contra el pueblo ucraniano».

Una operación de falsa bandera, una «desinformación activa» como debería llamarse. Esta es génesis y historia de la provocación internacional llevada a cabo por Kiev con el misil en territorio polaco.

Todo arte de la guerra se basa en el engaño (Sun Tzu)