Mario Osava | 

Los peligros son múltiples; las consecuencias gravísimas.

Entrevista a Claudio Katz de Economistas de Izquierda (EDI)

Creo que esta responsabilidad primaria de la OTAN no justifica en lo más mínimo la incursión de Putin. No fue una acción defensiva frente a un peligro inminente. Rusia no tiene ningún derecho a invadir otro país, rodear sus ciudades o cambiar sus gobiernos.

El lobby armamentístico está contento con el programa de armamento de 100.000 millones de euros previsto por el gobierno federal. Pero se está formando una oposición de izquierdas y sindical.

Aunque por ahora la guerra se desarrolla en un teatro de operaciones limitado al territorio de Ucrania, sus repercusiones son planetarias: ningún país está a salvo de sus efectos. La posición de China, el rearme alemán y el acercamiento entre Estados Unidos y Venezuela así lo demuestran.

Una exposición sintética

La batalla de la propaganda (el relato) juega un papel fundamental para obtener el apoyo de las poblaciones.

La actual guerra de Ucrania ha servido, más que cientos de discursos y denuncias, para evidenciar lo que son Europa, Estados Unidos y el capitalismo realmente existente, del que por supuesto también hacen parte Ucrania y Rusia.

Los medios hegemónicos instalaron la guerra en el imaginario colectivo, cuando lo más sensato sería lamentar el conflicto por lo que éste implica en términos de sufrimiento humano y destrucción material e insistir no en la competencia por demostrar quién es el más fuerte, sino en la necesidad de una solución mediante el diálogo

El conflicto en Ucrania

En estos enfrentamientos, la humanidad y los pueblos de Ucrania y de Rusia son los afectados. La defensa de la paz implica exigir a los dos lados deponer la política de guerra, desescalar el conflicto y abrir las puertas a las negociaciones y las salidas políticas en Ucrania. Al mismo tiempo hay que superar el doble rasero de silencio ante las otras guerras olvidadas.

El pasado 16 de marzo, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya ordenó medidas provisionales a Rusia, respondiendo a una solicitud urgente depositada por Ucrania el pasado 26 de febrero ante esta jurisdicción internacional.