Este artículo se escribió antes de que se supiera que Steve Baker había retirado su candidatura en favor de Suella Braverman, otra ultra del Brexit. Será interesante ver cuántos votos obtiene. Baker y su equipo son hostiles a Liz Truss porque era una Remainer (a favor de permanecer en la UE), a pesar de ser autora de Britannia Unchained, el manifiesto de la ultraderecha. Al preparar el borrador final de este artículo, el autor omitió el importante cargo de Steve Baker como coordinador del Grupo de Investigación Europea de la derecha dura de los Tory, cuya red de WhatsApp cuenta con más de 100 diputados. Baker borró a Nadine Dorries de esta red por su línea pro-Johnson. «Ya vale», dijo (ACR).
Finalmente, Boris Johnson ha dimitido. Todos los favoritos para sustituirle -Rishi Surnak, Ben Wallace, Penny Mordaunt, Nadhim Zahawi, Tom Tugendhat, Liz Truss- llevarán a cabo políticas aún más a la derecha, insistiendo en el dinero sano, presionando a la baja en los salarios del sector público, aplazando los recortes fiscales y profundizando las políticas deflacionistas, lo que significaría un fuerte aumento del desempleo.
Todo ello se anunciaba en el libro de 2012 Britannia Unchained, Global Lessons for Growth and Prosperity que atribuye los problemas de Gran Bretaña a una «cultura del derecho», y a la negativa a comprender que cualquier nivel de vida confortable debe ganarse con esfuerzo. Califica a las y los trabajadores británicos como los peores «ociosos» de Europa. La idea de que toda la riqueza procede del esfuerzo, y no del «derecho», de la clase alta y media, procede directamente de las teorías de Ayn Rand, la teórica ruso-estadounidense que exigía un estado minimalista y la privatización de todo.
Los autores del libro fueron Liz Truss, Dominic Raab, Kwasi Kwarteng, Priti Patel y Chris Skidmore. Cuatro de ellos ocuparon altos cargos en el gabinete de Johnson. Cuando su libro salió a la luz, David Cameron acababa de convertirse en primer ministro y Britannia Unchained era considerado generalmente, incluso en el Partido Conservador, el producto de unas irrisorias ideas de extrema derecha. Ahora es la principal corriente del pensamiento Tory.
De un líder Tory entrante, podemos esperar una nueva ronda de recortes despiadados, que sumirá al NHS [servicio nacional de salud] en una crisis masiva y reducirá las mezquinas prestaciones británicas a niveles de pobreza total. Supondrá más despidos y más personas sin hogar en las calles.
El jueves 7 de julio, Steve Baker, líder de la extrema derecha, los llamados espartanos, anunció que se presentaba a la lucha por el liderazgo; es más, que sus colegas le habían implorado que se presentara. Baker sabe que no tiene ninguna posibilidad de ganar, aunque los corredores de apuestas lo sitúan inmediatamente en 12-1, muy por delante del grupo y justo detrás de Jeremy Hunt. Pero su candidatura es una señal de que quiere un puesto ministerial en el gobierno entrante. Aunque Steve Baker no consiga un puesto en el gabinete, los espartanos someterán al líder entrante a una presión permanente.
Así pues, ¿qué defienden exactamente Baker y sus principales partidarios, como Mark Francois y Andrew Bridgen? Los puntos principales son el Brexit y la oposición al Protocolo de Irlanda del Norte; la oposición a la ciencia del clima y a las políticas ecológicas y respetuosas con el medio ambiente; el nacionalismo estridente y una actitud de Guerra Fría hacia China y Rusia; el endurecimiento de las leyes de inmigración; el apoyo a los militares y el rechazo a cualquier acusación contra los soldados británicos por supuestos crímenes de guerra; y la oposición a todas las medidas de seguridad frente a la covid 19. Baker cuestiona la ciencia del cambio climático y la ciencia médica sobre la covidy las posibles pandemias futuras.
En cuestiones económicas, Baker y su equipo apuestan por el populismo de libre mercado, oponiéndose, por ejemplo, a la supresión del bono de 20 libras del Crédito Universal. El lugarteniente de Baker, Andrew Bridgen, amenazó en las pantallas de televisión con una revuelta sobre esta cuestión, pero no se trataba de un punto sobre el que los espartanos pudieran movilizar a muchos tories, por lo que la oposición se desvaneció.
Los espartanos defienden sobre todo el nacionalismo y el militarismo. El jueves pasado, Andrew Bridgen se dedicó especialmente a tocar el tambor militarista, insistiendo en que Ucrania, y los intentos de China y Rusia de socavar la democracia británica, necesitan un ejército reforzado y un mayor gasto en defensa. Bridgen estuvo en los marines, Baker en la RAF, Ben Wallace fue oficial del Ejército, al igual que Tom Tugendhat. Tras la crisis de Ucrania, cualquier candidato que se oponga a un incremento del gasto en defensa está condenado al fracaso. La derecha tory está a favor de un Estado más pequeño, pero no cuando se trata del Ejército y la Policía.
Tras el voto de confianza en junio, que fue realmente el movimiento que hundió a Johnson, muchos comentaristas hablaron de la amplia hostilidad en el partido hacia Johnson. Un signo de los tiempos en que personas como Matt Hancock y Jeremy Hunt pueden considerarse de izquierda y el viento no les sopla a favor. Los tiempos están a favor de la derecha tory en general y de los espartanos en particular.
En el frente organizativo, en la dimisión de Johnson los más activos contra Johnson los espartanos. En cuanto se conocieron los resultados del voto de confianza, Andrew Bridgen se apresuró a decir a la audiencia radiotelevisiva que «para la conferencia del partido en octubre habrá un nuevo líder conservador».
Baker afirma estar inspirado en el teórico del siglo XIX Richard Cobden. Cobden fue uno de los principales activistas contra las Leyes del Maíz, leyes que restringían la importación de grano extranjero más barato en beneficio de los terratenientes aristocráticos nacionales. La derogación de las Leyes del Maíz fue un golpe decisivo a favor de la industria contra el privilegio, es decir, a favor de los industriales capitalistas contra la aristocracia.
Los discursos parlamentarios de Steve Baker se han ceñido a una cuestión central: ¿cuál es la filosofía y el propósito centrales de este gobierno?, ¿quiénes somos y qué defendemos? Su respuesta es sencilla: defendemos la libre empresa y la responsabilidad individual; nos oponemos al keynesianismo, a las subvenciones, al Estado niñera, a cualquier restricción de la libertad individual. Baker fue uno de los muchos diputados tories que vieron el confinamiento y el desmadre de Johnson con desagrado y alarma.
Hubo unos 35 espartanos que votaron en contra de todas las versiones del Brexit presentadas por Teresa May, asegurando así su caída. Una vez derribada May, votaron a Boris Johnson como alguien que podría conseguir un Brexit duro y como un líder que podría ganar las elecciones de 2019, pero esto era sólo una táctica. Pocos observadores cercanos pensaron que Johnson era el ideólogo de derechas y la opción a largo plazo para la derecha dura. El plan a largo plazo de los espartanos es la conquista total del Partido Conservador para las ideas más extremas del thatcherismo, una versión minuciosa de la filosofía de la «economía libre y el Estado fuerte», contrario a todo lo que tenga que ver con los cierres patronales, el Estado del bienestar, las concesiones a la UE como el Protocolo de Irlanda del Norte, el uso de mascarillas, el distanciamiento social, las subvenciones masivas al servicio nacional de salud, las prestaciones más altas para los parados o cualquier prestación para los pobres en general. Y, por supuesto, con una virulenta hostilidad a las movilizaciones antirracistas como el movimiento Black Lives Matter. Cualquier nuevo líder tory que se muestre débil ante cualquiera de estas cuestiones se enfrentará a una nueva revuelta.
Las intervenciones más decididas de los espartanos han tenido que ver con la pandemia y el Brexit. Para ellos, cuestiones supuestamente secundarias como el Partygate o el escándalo de Chris Pincher han sido un medio para deshacerse de Johnson. Johnson cumplío su propósito y ahora es el momento de abordar los problemas de fondo.
Baker está ahora 12-1 en las apuestas, y eso es probablemente un poco generoso. Pero los espartanos representan un polo ideológico relativamente coherente y una máquina publicitaria y de creación de redes bien ensayada. Cualquier líder Tory entrante haría bien en conseguir un acuerdo con ellos en cuestiones clave.
La caída de Boris Johnson no puede llevar a otra cosa que a un giro a la derecha. El próximo líder del gobierno conservador estará en vías de poner en marcha el gobierno más derechista en Europa Occidental actualmente. La derecha dura Tory no es fascista, pero muchos de sus puntos de vista son idénticos a los del antiguo Frente Nacional y el Partido Nacional Británico. Su perspectiva es similar a la de Donald Trump en Estados Unidos, que probablemente volverá al poder en las elecciones de noviembre de 2023. Steve Baker y su equipo están en el espectro del fascismo rastrero. El plan para deportar a los extranjeros ilegales a Ruanda es sólo un síntoma del asalto a los derechos democráticos que se avecina. Necesitamos una izquierda unida y combativa para contrarrestar la puesta en pie de un gobierno consistente de la derecha más dura.
Traducción: viento sur