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La política del gobierno italiano para Oriente Próximo

Una grieta en el muro

Fuentes: Uruknet

Traducido del italiano por S. Seguí

Aunque clamorosa, la apertura que hizo ayer Massimo D’Alema en la Festa dell’Unità de San Miniato hacia Hamás (y Hezbolá) en pro de su participación en un nuevo proceso de paz, no fue del todo inesperada.

A pesar de la diplomacia de lengua en suspenso recientemente desplegada por Romano Prodi en su última visita de Estado a Israel, el 9 de julio pasado se publicó una carta dirigida al enviado especial para Oriente Próximo, Tony Blair, -sin excesiva publicidad, es cierto- firmada por diez ministros de Asuntos Exteriores de la UE, entre los cuales figuraba el titular italiano.

El documento, que certificaba el fallecimiento de la Hoja de Ruta, contenía dos significativas novedades en relación con la posición de los últimos años de la política europea sobre el conflicto israelo-palestino, que podemos definir, con un eufemismo, que no ha desagradado a Israel: por una parte, que las eventuales negociaciones ya no deberán pasar por fases preparatorias, sino que deberán afrontar inmediatamente la cuestión del estatuto final de todos los territorios interesados; y por otra parte, la invitación a Arabia Saudí y Egipto para que favorezcan la reanudación de las relaciones entre Al Fatah y Hamás.

En el plano de las intenciones, estas dos cláusulas significan que una parte importante de la UE se da cuenta de que es necesario cancelar el cheque en blanco concedido a Israel en la gestión del post-Oslo, y que su unilateralismo ya no es sostenible.

En el plano de los compromisos concretos, sin embargo, nada permite esperar que, con arreglo a una tradición ya consolidada, si Israel responde con un bufido los diez impávidos titulares de las prestigiosas cancillerías europeas no corran a esconderse debajo de la mesa. En cuando a la cumbre de la Conferencia Internacional de Paz que Bush ha anunciado para otoño, debe tenerse en cuenta que en septiembre el Gobierno de Bush tendrá necesidad de todo el apoyo posible ante la valoración final que deberá realizar el Congreso del surge, o despliegue extraordinario de tropas en Irak, lo que decidirá la política de la Casa Blanca en ese ámbito. Para entonces, si el lobby pro israelí ha decidido abandonar a la corriente el cadáver de Bush y vincularse con más decisión a la oposición demócrata, el Gobierno podría decidirse -si más no, por despecho- a dar un contenido real a la Conferencia y proporcionar su apoyo a las posiciones aperturistas de los Diez. No obstante, se trata de una posibilidad bastante remota.

En lo que respecta a Italia, podemos preguntarnos si el énfasis que puso Prodi en la fórmula «Paz ya» durante su última visita a Jerusalén no constituye una referencia implícita a la cláusula de la carta de los Diez que implica el rechazo a las fases preliminares de la negociación, para pasar a afrontar inmediatamente los temas cruciales de la decisión final. En este caso, tanto la firma de D’Alema al pie del documento de los Diez como sus declaraciones de ayer en la Festa dell’Unità de San Miniato inducirían a pensar que se trata de algo más que de iniciativas personales y que ésta es realmente la línea del Gobierno.

Pero aun cuando sea así, no hay que hacerse demasiadas ilusiones. Como era previsible, las declaraciones han desencadenado inmediatamente un nutrido fuego de artillería por parte de la oposición, en el que se ha distinguido Gianfranco Fini (ya delfín de Giorgio Almirante, ex director durante el ventenio fascista de la revista La difesa della razza, y hoy dispuesto a jugarse la carta de mejor amigo de Israel, que por su parte no desdeña.) Si el cajón de sastre que constituye la mayoría de centro-izquierda, ya exigida al extremo por el nudo de las pensiones, decide aligerar la presión, es de creer que los palestinos serán los primeros sacrificados. Por lo demás, ayer, a la misma hora en que Emma Bonino conquistaba la portada de los telediarios con su maniobra propagandística de las dimisiones sólo resueltas mediante la destrucción del escalafón, el diputado radical de la Rosa nel Pugno [1] Mellano cumplía de quintacolumnista de la política exterior criticando las declaraciones de D’Alema de reconocimiento de Hezbolá y Hamás. No sería sorprendente que otros siguieran hoy su ejemplo.

Enfriar los entusiasmos suscitados por las nuevas señales que emite la política exterior italiana y europea, como es oportuno, no significa sin embargo que no deba tomarse en consideración el hecho de que una fase ha concluido, y que por consiguiente el repetir como papagayos las tesis de Israel como parámetro de su propia respetabilidad política se considera ya impracticable. Por grande que haya sido durante estos años el esfuerzo de relaciones públicas para esconder la naturaleza de Estado canalla de Israel, el instinto político de las élites europeas sugiere que es hora de comenzar a distanciarse. Quien buscase una grieta en el muro de omertà [2] ante la limpieza étnica de los palestinos la habrá encontrado. Es hora de que todos nos pongamos a la tarea.

Notas
[1] Coalición de inspiración radical-socialista formada en 2005, algunos de cuyos miembros participan del actual gobierno de centro-izquierda (N. del T.)

[2] Ley del silencio en las organizaciones secretas y de delincuencia organizada de la Italia meridional (N. del T.)

Fuente: www.uruknet.info?p=s6892 

S.Seguí es miembro de Cubadebate y Rebelión.