Una revisión, así sea somera y apresurada, de los acontecimientos de las dos últimas décadas en América Latina nos revela una situación muy distinta a la que prevalecía hace veinte o veinticinco años. Muy distinta y muy favorable para las fuerzas progresistas y antiimperialistas de la región. Esa historia de dos decenios es una saga […]
Una revisión, así sea somera y apresurada, de los acontecimientos de las dos últimas décadas en América Latina nos revela una situación muy distinta a la que prevalecía hace veinte o veinticinco años. Muy distinta y muy favorable para las fuerzas progresistas y antiimperialistas de la región.
Esa historia de dos decenios es una saga de éxitos y fracasos alternados, pero cuyo saldo es netamente positivo para los pueblos latinoamericanos y caribeños.
Ciertamente no han sido pocas y dolorosas las derrotas. Ahí están el golpe de Estado que derrocó al gobierno progresista y popular del presidente Manuel Zelaya en Honduras.Y golpe suave, disfrazado de parlamentario que tumbó al también progresista y popular del presidente Fernando Lugo en Paraguay. Y en la lista de descalabros deben consignarse las derrotas electorales del chavismo y del kirchnerismo.
Pero sin duda es más abultada la relación de éxitos. Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Brasil, Cuba y hasta Argentina y Venezuela han logrado vencer los aprestos golpistas y de intervención militar estadounidense. Y eso no es poca cosa. Las derrotas electorales son superables, pero de un golpe de Estado o de una invasión extranjera no se recuperan tan fácilmente los pueblos agredidos.
Es verdad que Washington todavía domina y tiene sometidos a los gobiernos de México, Colombia, Perú, Panamá, Honduras y Guatemala. Pero ya no son los tiempos de dominio absoluto e indiscutible de Estados Unidos sobre la totalidad del subcontinente.
Ahora ya no existe realmente aquella OEA, bien llamada por Cuba Ministerio de las Colonias. Y a la casi extinción de ese Ministerio se suma, en extraordinario e histórico logro, la creación, sólida existencia, creciente prestigio e influencia y determinante y exitoso batallar político de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), cuya cuarta, exitosa y promisoria cumbre acaba de ser clausurada en Ecuador.
Este irrebatible triunfo latinoamericano y caribeño es la contraparte de la igualmente innegable declinación del poder del imperialismo norteamericano en la región y en otras partes del planeta. Declinación que puede ser datada por primera vez en 1961 con la derrota de la invasión yanqui y mercenaria en Playa Girón.
Este somero y apresurado repaso de la historia latinoamericana es en sí mismo una muestra concentrada de la historia, universal y milenaria, de la lucha de clases, de la lucha social, de la lucha económica, del combate político y del enfrentamiento ideológico entre dominadores y dominados, entre centro y periferia, entre expoliación y resistencia, entre colonialismo y anticolonialismo.
Ninguna derrota y ninguna victoria son para siempre. Lo único constante es esa línea de progreso, de avance, de mejoría humana a que conduce la lucha entre clases antagónicas.
«Zapata vive, la lucha sigue», decimos en México. Y también podría decirse con igual justeza Bolívar, Hidalgo, Chávez viven y las luchas siguen. Las recientes derrotas electorales del chavismo y del kirchnerismo son solamente altos temporales en el camino. El chavismo está ahora a la defensiva, pero vivo y actuante. Y en Argentina ya comenzó sólida y ruidosamente una nueva etapa de la lucha social, ahora contra el neoliberal Macri y sus mandantes de Washington. Y todo ello con el telón de fondo de una nueva insurrección popular en Haití contra la ocupación militar estadounidense mal vestida con uniformes de la ONU.
La derecha mexicana, latinoamericana y planetaria está de plácemes con sus recientes éxitos. Pero nuevas movilizaciones e insurrecciones populares ya avisan sonoramente que Bolívar, San Martín y Hugo Chávez viven. Y que aunque derecha, imperialismo y colonialismo no quieran, las luchas siguen.
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.
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