En estas elecciones está en juego el eterno empate entre socialdemócratas y populares, junto al avance de dos grupos ultraderechistas, que podrían ser decesivos.
Los electores austríacos acudirán hoy a las urnas de forma anticipada para elegir al nuevo Parlamento. Esta cita electoral viene precedida por la ruptura de la «Gran Coalición» entre los dos grandes partidos tradicionales, que se enfrentan al refuerzo de los grupos ultraderechistas.
El casi empate técnico entre los socialdemócratas (SPÖ) y los populares (ÖVP) es una característica de la política austríaca. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, o se turnan en el poder o forman coalición. Su último «matrimonio de conveniencia» terminó en julio, poco después de la Eurocopa. Fue el ministro de Hacienda, Wilhelm Molterer, presidente del Partido Popular de Austria (ÖVP), quien dio por terminado el bipartito con el canciller Alfred Gusenbauer (SPÖ). Los populares corren ahora el peligro de que el tiro les salga por la culata porque sus ex socios se mantienen fuertes.
Según las últimas encuestas, sólo les separan tres puntos. En 2006, el SPÖ obtuvo el 34% de los votos y el ÖVP el 33%. Parece que este panorama no va a cambiar mucho porque un tercio de los votantes aún no se ha decidido. El denominador común de los sondeos es que tanto uno como el otro van a perder votos.
Este es el resultado de una efímera «Gran Coalición» que nació a finales de 2007 porque ninguno de los dos partidos estaba en condiciones de formar gobierno con otro socio. El bipartito estaba marcado por la necesidad de mantener la gobernabilidad del país pero, al mismo tiempo, los intereses partidistas paralizaron el trabajo político, lo que generó un fuerte rechazo entre la población hacia los dos partidos.
El SPÖ optó por centrarse en temas sociales para hacer frente a la derecha pero, el pasado jueves fracasó su proyecto de ley para bajar el IVA sobre productos básicos. Además, propuso una subida de las prestaciones sociales que beneficiarían con unos 1,6 mil millones de euros a los 8 millones austríacos. Con estos pasos el SPÖ logró recuperar el terreno perdido frente al ÖVP y las dos organizaciones ultraderechistas, el FPÖ y BZÖ.
En su última sesión antes de estas elecciones anticipadas, el Parlamento de Viena aprobó por mayoría simple la propuesta para cambiar la Constitución para que determinadas decisiones de la UE fuesen sometidas a referéndum. El plan fue respaldado por el SPÖ y los dos partidos ultras, mientras que el ÖVP y los Verdes votaron en contra.
No obstante, esta correlación de fuerza no permite ningún pronóstico respecto a lo que pueda pasar hoy.
Los medios barajan la hipótesis de que el FPÖ y el BZÖ obtengan casi el mismo número de votos que el SPÖ y el ÖVP. Esto complicaría el panorama porque el vencedor fáctico sería el populista Jörg Haider. Su triunfo podría servir de ejemplo para otros partidos ultra en Europa e, incluso, haría que los democristianos giren a la derecha.
Desde la izquierda, la única seria alternativa la representa el comité local del Partido Comunista de Steiermark. Concurre a estos comicios separado de la estructura federal con la que mantiene abiertas diferencias. El KPÖ del Steiermark espera recibir un considerable apoyo porque reclama la gratuidad de los estudios universitarios y la eliminación del impuesto sobre alquileres y medicamentos.
Los colegios cerrarán a las 17.00. Para entonces, se esperan los primeros sondeos que deberán despejar la duda sobre la gobernabilidad de este Estado, tan importante para la UE para controlar la región balcánica.