Las filtraciones de Wikileaks tendrán entre otras consecuencias desprestigiar a España en el papel que pretende ejercer de intermediario entre América Latina y la Unión Europea. Así lo considera el analista alemán Ingo Niebel al valorar el impacto de las filtraciones de documentos norteamericanos que desacreditan a la Audiencia Nacional como elemento de la política […]
Las filtraciones de Wikileaks tendrán entre otras consecuencias desprestigiar a España en el papel que pretende ejercer de intermediario entre América Latina y la Unión Europea.
Así lo considera el analista alemán Ingo Niebel al valorar el impacto de las filtraciones de documentos norteamericanos que desacreditan a la Audiencia Nacional como elemento de la política exterior española.
«Madrid perdería parte de su capacidad diplomática para hacer de puente entre la UE y América Latina», declara Niebel en entrevista. «Con su actual crisis política, que la pone bajo el control económico de Bruselas, España se convierte en un estado de tercera categoria política», añade.
«Pensamos que hay que enfocar la publicación de Wikileaks teniendo en cuenta que estamos viviendo una época en la que están rompiéndose las estructuras del pasado para repartir el poder entre nuevos agentes. En Alemania se está hablando ya de una Unión Europea de dos clases: una del euro fuerte y otra del blando o incluso con nuevas monedas nacionales. Un sector de la economia alemana incluso piensa que Francia no debería estar en el primer grupo…».
En cuanto a los documentos que El País ha publicado respecto a los países del ALBA Niebel se pregunta: ¿Dónde está la diferencia entre los «documentos» de Assange y las «informaciones» procedentes de los ordenadores de Raúl Reyes? «Está en que «prestigiosos» medios de comunicación del norte capitalista como el New York Times, Der Spiegel, Le Monde han considerado como verídicos los documentos de Wikileaks, algo que le salió mal a Uribe y a PRISA en el caso de los laptops de Reyes. Pero según parece, «alguien ha aprendido de ello». Lo cierto es que en Estados Unidos se quiere dañar a Barack Obama «porque la segunda entrega de esa inmensa cantidad de material emite un sólo mensaje: este presidente y su administración no son capaces de velar por los secretos del Estado. Con Bush y Reagan eso no pasó».
En Alemania, por una parte, «quedan muy mal Merkel y Westerwelle frente al electorado» y por la otra «hay una lucha entre la corriente europeísta y la transatlántica. Esta última quiere seguir colaborando con Washington como durante la Guerra Fría, dispuesta a someterse a la Casa Blanca, si el precio económico y político es correcto, mientras que la primera quiere erigir a la Unión Europea como un competidor frente a EEUU, siendo un jugador global más en un mundo multipolar, dominado por China, Bruselas y Washington».
Los europeístas alemanes «que quieren la UE bajo el mando de Berlín, tienen que -tal y como lo enseñan los Wikileaks- deshacerse de algunos «submarinos» o topos que Estados Unidos maneja a diferentes niveles del estado alemán».
«Y la identidad de varias de estas personas están surgiendo «gracias» a los documentos de Wikileaks», señala el experto.