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Quienes hoy callan por miedo o por conveniencia, mañana repetirán que siempre estuvieron contra el genocidio. Justo cuándo decirlo no sirva para nada, excepto, otra vez, para sus intereses personales.

El autor sostiene que las personas calificadas como «radicales» en Estados Unidos y en otros países son, en realidad, todo lo contrario pues se oponen a la guerra y al uso de la extorsión para torcer la voluntad de personas o incluso de países enteros.

“Uruguay pretende ‘traer algunos jóvenes palestinos de Cisjordania’ para formarlos en agricultura a través de programa de FAO, dijo Lubetkin” (Canal 12, Uruguay, 6 de junio de 2025)

Ni la democracia ni el capitalismo hicieron más ricos y desarrollados al Noroccidente. Lo hizo el imperialismo. La diferencia entre el capitalismo y la democracia radica en sus principios éticos, ideológicos y de valores sociales. Uno se define por su objetivo de distribución del poder (de la libertad y de los beneficios de las sociedades) y el otro por su contrario: por su concentración en una minoría progresivamente más pequeña y más poderosa.