Roberto Laxe

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La supuesta imbatibilidad de la clase burguesa y su control sobre todo lo que sucede en los diversos estados, es una idea que venden los medios; una idea que se centra, obviamente, en las grandes potencias imperialistas.

El ser humano puede ser muy cruel, su capacidad de pensar le da un amplio abanico de opciones para desarrollarlo, pero para desatar un infierno que es una guerra hay que comprender cuáles son las profundas raíces que empujan a miles de personas a matarse mutuamente.

Que a estas alturas de la crisis del capitalismo haya que salir a defender sus logros ante amplios sectores sociales autodefinidos como progresistas ya tiene narices, cuando lo que deberíamos estar discutiendo es cómo acabar con él para avanzar; no para volver al pasado.

El enfrentamiento entre el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres y el Estado Sionista de Israel, por afirmar que las acciones de Hamas no surgen de la nada, sino que son consecuencia de “56 años de ocupación asfixiante”, así como la incapacidad de las Naciones Unidas para frenar el genocidio de un pueblo que está siendo retransmitido por los medios de comunicación como si un filme pos apocalíptico fuera, solo demuestra que el RIP de ese organismo está cerca.

Lo que comenzó como una política del imperialismo frente a procesos de crisis sociales agudas como fueron las que atravesaron el mundo en la década de los 70 y comienzos de los 80, la reacción/contrarrevolución democrática, se ha transformado en toda una metodología (¿»ciencia»?) para profundizar en la sumisión de las poblaciones. Con este objetivo se apoyan en que las condiciones sociales les permitía la modificación consciente del carácter de las personas con consecuencias políticas decisivas para la lucha de clases.

La población europea asiste a una nueva subida de los tipos de interés por parte del BCE, en paralelo a la Reserva Federal de los EEUU, que han pasado del 0% hace escasamente año y medio, al 4.25% actual, en una tendencia a la que no se le ve final. Al mismo tiempo, los bancos anuncian beneficios históricos y la CEOE reconoce, en su estudio del 2022, que son los beneficios empresariales los que “han acelerado la escalada de los precios” (El Confidencial).

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