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Elecciones europeas

El hombre blanco enfadado y el cretino de derecha

Fuentes: Investig’Action

Traducido del francés por Beatriz Morales Bastos.

Para muchos observadores políticos en Flandes, la parte norte de Bélgica, los resultados del 26 mayo ha sido una sorpresa, pero no para quienes viven ahí. Han visto a muchos electores enfadados y una gran aversión por la política tradicional. Esta cólera adquiere unas dimensiones cada vez más inquietantes. Es el momento de tomar las riendas.

Los partidos tradicionales de Bélgica se han visto duramente afectados en las últimas elecciones. Ha habido dos grandes ganadores. El Parti de Travail (Partido del Trabajo, PTB), de izquierda, ha mejorado en todos los parlamentos, ha subido un 4,9% y obtenido casi 600.000 votos. El partido Vlaams Belang, de extrema derecha, ha sido el gran ganador. Ha aumentado su porcentaje de voto un 8,2 % y obtenido algo más de 800.000 votos. En este artículo buscaremos las causas del avance de la extrema derecha. En un próximo artículo examinaremos el futuro de la izquierda consecuente.

Aversión a la política y petición de un hombre fuerte

Las visitas a domicilio en el periodo previo a las elecciones siempre son muy instructivas, pero esta vez también fueron inquietantes. Se percibió la enorme cantidad de personas electoras enfadadas. Muchas más personas que hace cinco años cerraban la puerta o gritaban enfadadas: «sois todos iguales, queréis llenaros los bolsillos», «prometéis todo tipo de cosas, pero nunca nos escucháis», «no cambia nada si votamos o no».

Sondeos de opinión recientes confirman esta mezcla de falta de interés, desconfianza y aversión. Menos del 30% de la población flamenca confía todavía en las instituciones y en los políticos flamencos o federales. En el caso de las personas jóvenes solo es el 18%. Además, entre estas personas jóvenes hay una tendencia más alarmante. Una cuarta parte de las y los nuevos electores, de edades comprendidas entre los 18 y 23 años, es favorable a un dirigente autoritario. En el caso de las personas jóvenes que estudian formación profesional ¡el porcentaje llega al 57 %! Otras investigaciones indican que se trata de una tendencia a la alza.

Fracaso de los partidos tradicionales

No es un fenómeno puramente flamenco. En muchos países se manifiesta esta tendencia alarmante. Varios factores explican las dudas sobre la democracia y las voces contestatarias o de extrema derecha.

Después de la Segunda Guerra Mundial el reparto muy desigual de la sociedad se compensó parcialmente con la expansión de estado de bienestar, muy en contra de la voluntad de la capa superior. A partir de principios de la década de 1980, esta capa superior se tomó la revancha con lo que denominaremos ahora, de forma higiénica, la «política neoliberal«, pero que en realidad corresponde a un declive constante del estado de bienestar. Esta política antisocial provoca incertidumbre a muchas personas: ¿Puedo encontrar una vivienda asequible o un empleo fijo a tiempo completo? ¿Tendré después una pensión? La gente ve que se hacen recortes en detrimento de las personas enfermas, paradas o jubiladas, y que las personas ricas salen bien paradas.

Todos los partidos tradicionales, sean del color que sean, han participado en esta política o la han apoyado. Las personas ordinarias ven que estos partidos no se ocupan de sus preocupaciones ni de sus problemas, sino que son la causa de ellos. Desde hace casi cuarenta años la élite política ahonda el abismo existente entre personas ricas y pobres, al tiempo que cuenta con los salarios más altos e ingresos suplementarios en todo tipo de mandatos. Los políticos se siguen concediendo unas pensiones muy altas e indemnizaciones escandalosas. Todavía se pueden jubilar a los 55 años, mientras que las y los ciudadanos tienen que trabajar más tiempo para obtener una pensión mucho más baja.

Cierre de grandes empresas, austeridad, normas más estrictas de la UE, miles de millones de dólares enviados a paraísos fiscales, evasión fiscal de las grandes empresas… los políticos siguen repitiendo que no tienen control alguno sobre ello. Aparentemente, el poder no está en manos de las personas «electas», sino de una poderosa banda de banqueros, directores ejecutivos y tecnócratas. Muchas personas se pregunta con toda razón de qué sirve votar.

También se dan cuenta de que las elecciones tienen menos que ver con el contenido que con los pequeños juegos de poder y con el reparto de cargos. Ven que los cargos electos cenan con la mafia de la construcción y que las grandes empresas ven como se «apañan» sus lucrativos proyectos y que casi no pagan impuestos. A cambio los políticos obtienen puestos en los consejos de administración y redondean así su salario.

Todo esto mina la credibilidad de la política. Para muchas personas la política de los partidos tradicionales ya no es el instrumento que permitiría cambiar la sociedad.

La caja de resonancia de noticias falsas

Y además están las redes sociales. Facebook, Twitter, YouTube e Instagram desempeñan un papel cada vez más importante como fuente de información. Son ya la fuente de información más importantes entre las personas jóvenes de entre 18 y 24 años. Las redes sociales no solo difunden noticias, sino que en gran parte determinan el debate político.

En Facebook uno se crea literalmente un círculo de amigos con personas que generalmente tienen la misma mentalidad, lo que colorea y restringe enormemente la información que se recibe. Además, los algoritmos de Facebook y Google presentan noticias que se acercan mucho a las propias preferencias, de modo que se crea una caja de resonancia. Solo se ven y escuchan los argumentos de personas que piensa como uno mismo, lo que te reafirma aún más en la propia opinión. Las redes sociales crean una burbuja que esencialmente presenta noticias que no harán dudar.

La generación actual es una generación de «scroll» [desplazar]. La curva de atención de las personas usuarias de Facebook se limita a menos de dos segundos por elemento, por lo que no hay lugar para una argumentación con matices y equilibrada. Los mensajes tienen que ser breves, fuertes y atractivos, mientras que la política se basa más en el largo plazo y cuestiones complejas, que exigen un enfoque con matices y equilibrado. Esto provoca una polarización infranqueable y debates cada vez más feroces y enconados. Todo ello favorece los intereses de los políticos que hablan un lenguaje cuadriculado y se definen como hombre o mujer fuerte.

Por último, está la cuestión de las noticias falsas. Las redes sociales no tienen un comité de redacción que filtre las informaciones erróneas. Esto se deja en manos del o la usuaria, pero debido a la superabundancia de información y al efecto de resonancia cada vez es más difícil distinguir entre desinformación y verdad resonancia, de modo que a partir de entonces las y los dirigentes políticos ya no se tienen que preocupar de la realidad, siempre y cuando aparezcan mucho y con bastante frecuencia en las redes sociales. Ya no hay necesidad de matices, lo que cuenta es la potencia de fuego, lo cual también está hecho a medida de los líderes fuertes o autoritarios.

Chovinismo de la prosperidad

Vlaams Belang ha podido calcular y utilizar como nadie la influencia de las redes sociales. Fue capaz de captar perfectamente la cólera y los miedos de muchas personas a través de las redes sociales y de traducirlo en un lenguaje muy simple y en imágenes poderosas.

Los principios o su ideología no han sido un obstáculo para este partido. En el pasado Vlaams Belang votó con entusiasmo toda una serie de medidas antisociales y de derecha en el seno de los parlamentos: contra el aumento del salario mínimo, a favor de la congelación de los salarios, de la flexibilidad laboral y de expulsar a las personas enfermas crónicas. Esto muestra su verdadera naturaleza. Pero durante la campaña electoral, para ganarse los favores del hombre y la mujer de la calle, copió rápidamente varios puntos del programa social de la izquierda, como una pensión mínima de 1.500 euros, un IVA del 6% del gas y la electricidad, y un presupuesto máximo para la atención domiciliaria.

El desmantelamiento del estado de bienestar provoca una escasez de provisiones sociales y de recursos. Esto no solo fomenta la competencia perversa entre las personas que dependen de ello, sino que también suscita la cuestión errónea aunque comprensible de saber quién tiene derecho o no a ello, de modo que rápidamente se percibe al «otro» o al «extranjero» (el valón, el emigrante, el refugiado, el parado, etc.) como una amenaza para la propia prosperidad. El desmantelamiento del estado de bienestar lleva casi automáticamente al proteccionismo social y al chovinismo de la prosperidad, lo que divide a las personas y las enfrenta entre sí. Los partidos tradicionales son los responsables de ello, pero quien se beneficia es la extrema derecha.

Guerrilla mediática

Sea como fuere,   Vlaams Belang lo ha utilizado al máximo. Difundió masivamente el siguiente mensaje: «Los habitantes de aquí que han trabajado y cotizado toda su vida cobran apenas 1.200 euros de pensión, mientras que un solicitante de asilo recibe 2.255 euros al mes desde el momento que llega. ¡Es una auténtica vergüenza!». Así, una mentira flagrante proporciona la prueba definitiva de que la política abandona a su «propio pueblo» a beneficio de los refugiados. Es el argumento decisivo para convencer a la gente en masa de votar a Vlaams Belang.

Para conseguir que se acepte esta mentira Vlaams Belang llevó a cabo una verdadera guerrilla mediática. Durante la campaña electoral el partido de Van Grieken gastó más en publicidad en Facebook que todos los demás partidos flamencos juntos. El partido bombardeó a la gente como vídeos profesionales, memes, imágenes y mensajes. Con sus bombardeos digitales masivos llegó a un millón y medio de personas al día (de una población de 6 millones). En las últimas semanas su objetivo han sido sobre todo las y los jóvenes electores de entre 18 y 34 años.

El argumento responde inteligentemente al chovinismo de la prosperidad y lo vincula a otra cuestión muy sensible, la de los refugiados. Un problema que adquiere proporciones míticas desde la crisis del asilo de 2015. La acusación del mensaje es totalmente demencial. El «coste» anual de las personas refugiadas se eleva a poco menos de 800 millones de euros: 500 millones para la acogida de las personas solicitantes de asilo, 260 millones para los ingresos de integración de las personas refugiadas reconocidas y 33 millones para las prestaciones familiares. En comparación la reducción de las cotizaciones patronales cuesta a nuestra Seguridad Social 7.400 millones de euros al año.

Otra cifra que pone las cosas en perspectiva: cada año las personas superricas de Bélgica depositan más de 100.000 millones de euros en los paraísos fiscales. Esta cifra es 50 veces superior a la necesaria para elevar todas las prestaciones y salarios mínimos por encima del umbral de pobreza. Y en estos cálculos solo hablamos del «coste». Con el paso del tiempo las personas refugiadas como grupo generan también un «retorno» en forma de impuestos y de cotizaciones a la Seguridad Social. Este montante se calcula en unos 2.800 millones de euros en el caso de Bélgica.

 

 

Fascismo digital

Por consiguiente, no son las personas refugiadas quienes ejercen presión sobre nuestra Seguridad Social, todo lo contrario. En Europa necesitaremos cada vez más personas refugiadas e inmigrantes para financiar la Seguridad Social. Pero a Vlaams Belang le tiene sin cuidado. Si una mentira se repite mucho la gente acabará creyéndola tarde o temprano. No hace falta ser un gran entendido para ver que la estrategia digital de Vlaams Belang presenta todas las características de la propaganda nazi de antaño: mensajes sencillos, un enemigo o chivo expiatorio bien definido, exageraciones, propagación del miedo, repetición de las mismas cosas, etc.

La inteligente estrategia de Vlaams Belang en materia de redes sociales no cae del cielo. La vemos por todo el mundo. La propaganda digital fue el secreto tras la elección de Donald Trump, pero también de la de Jair Bolsonaro en Brasil y en otros países. El cerebro detrás de esta estrategia es Steve Bannon, entonces jefe de campaña de Trump. Quiere crear una Internacional del «Nuevo Derecho». Recientemente ha estado muy activo en Europa, donde quiere crear una academia o, según sus palabras, «una escuela de guerreros para los gladiadores de mañana». Esta escuela debe suministrar las tropas de choque para el fascismo digital del siglo XXI.

A principios de diciembre Vlaams Belang invitó a Steve Bannon al Parlamento Flamenco. Bannon, que sin duda es el gurú de la alt-right [derecha alternativa], dio muchos consejos a Van Grieken y compañía. Puede que les susurrara que se guarden toda referencia al nazismo o los mensajes demasiado rancios y explícitamente racistas. O que propongan algunas medidas sociales que serán bien acogidas por la población activa. Y, sobre todo, que hagan que la maquinaria de propaganda digital funcione a toda velocidad.

La democracia en crisis

El avance de Vlaams Belang no es un caso aislado, sino que se inscribe en una tendencia internacional. En los grandes países como Francia, Italia y Reino Unido la extrema derecha obtuvo los mejores resultados en las anteriores elecciones. En Hungría Orban incluso obtuvo más del 50% de los votos. ¿Estamos derivando lentamente hacia la situación que había en la década de 1930 o quizá estamos ya totalmente sumidos en ella?

No podremos detener esta peligrosa tendencia adoptando posturas populistas respecto a las personas refugiadas e inmigrantes. Un incendio no se apaga echando leña al fuego. Solo podremos detener esta tendencia si acabamos con la política de austeridad y reforzamos otra vez el estado de bienestar. Hay que escuchar seriamente las denuncias y quejas de la población, y acabar con la fusión de grupos de interés políticos y poderosos, y con los privilegios de la élite política.

Además, se deberá someter a las redes sociales a un control democrático. Probablemente Yaniv Levyatan tiene razón al afirmar que «si los nazis estuvieran en el poder hoy, durante la revolución digital, dirigirían el mundo». No podemos permitir que vuelva a suceder.

Fuente: https://www.investigaction.net/fr/europeennes-lhomme-blanc-en-colere-et-le-cretin-a-droite/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.