Los medios de comunicación privados y públicos que mienten para favorecer el interés de los banqueros y del cartel político europeo, recibieron una abrumadora desmentida. Todos ellos pronosticaban una votación muy pareja en el referéndum griego, pero el domingo pasado un 61,3 % de los griegos votó contra la propuesta financiera de la Troika, que […]
Los medios de comunicación privados y públicos que mienten para favorecer el interés de los banqueros y del cartel político europeo, recibieron una abrumadora desmentida. Todos ellos pronosticaban una votación muy pareja en el referéndum griego, pero el domingo pasado un 61,3 % de los griegos votó contra la propuesta financiera de la Troika, que integran el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea.
Ese fue el resultado final, a pesar del terrorismo informativo, a pesar de las noticias alteradas, a pesar de las imágenes trucadas y los titulares escandalosos, que buscaban inspirar el pánico entre los votantes que pudieran oponerse al interés financiero que Bruselas respalda.
La crisis griega, como la de otros países europeos, viene de haber pagado con dinero público la deuda privada incurrida por grandes bancos, cuyo equilibrio sigue siendo virtual y precario mientras no se materialice con activos de la economía real. Por haber pagado los gobiernos esa deuda ajena, deben ahora exprimirla de sus pueblos. Es para pagar una deuda ajena que necesitan un superávit en el presupuesto, a costa de negar o encarecer servicios públicos y de privatizar bienes públicos. Suena irónico que a ese proceso de exprimir al pueblo se le llame austeridad, cuando la causa de la deuda fue precisamente la falta de austeridad del sector financiero y la profigalidad cómplice de la clase política europea que se sublima en una Comisión Europea que ningún pueblo europeo eligió.
Liberar a Europa
Es significativo que la tiranía que ejercen desde Bruselas funcionarios de la Unión Europea, que fueron designados y carecen de representatividad, sea confrontada desde Atenas, inventora de la democracia directa. Es la condensación de un conflicto político y económico que se viene gestando. Hay cada vez más voces que piden reformas, las más notorias son Syritza en Grecia, el Frente Nacional en Francia, Podemos en España, la Liga Norte en Italia y Fidesz en Hungría; el aumento de su caudal electoral es muestra del creciente rechazo a la imposición de políticas anti-europeas desde Bruselas.
Una buena síntesis del problema europeo la hizo en Italia Beppe Grillo, del partido Cinco Estrellas: «El banquero no es ni bueno ni malo, quiere ganancias. Lo que no debe nunca permitirse es que sean los banqueros a decidir las opciones políticas. Entonces sucede esto».
No son solo banqueros europeos quienes mandan en la Unión Europea, también mandan los grandes bancos anglosajones. El Presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, viene del banco norteamericano Goldman Sachs y fue bajo su batuta que el BCE inició, en enero 2015, la entrega de un «quantitative easing» de 1,3 billones (millones de millones), para relevar a la Reserva Federal de Estados Unidos, cuyo quantitative easing estaba carcomiendo el Dólar norteamericano. Para quien no lo sepa, el quantitative easing es un eufemismo que consiste en emitir dinero sin fondos para darlo a los bancos, con el pretexto de crear liquidez, pero, como es bien sabido, sólo se usa para inyectar dinero en las bolsas y así mantener alto el valor de los papeles que conforman los activos de los bancos. La emisión del BCE también sirvió para devaluar el Euro, desalentar el abandono del Dólar, disminuir el valor real de los activos de todos los europeos y facilitar los leveraged take over de empresas europeas por empresas norteamericanas.
Es escandaloso que el BCE tenga 1,3 billones (millones de millones) de Euros para que los banqueros sigan su timba en la bolsa y por otro lado se obstine en exigir del gobierno griego reformas que descalabran su economía y maten de hambre a millones de griegos, con tal que pague, sin rebaja alguna, 280,8 millardos de Euros. Una deuda que tiene orígenes muy turbios que debieran investigarse y que economistas serios, como Stiglitz y Krugman estiman impagable en una economía del tamaño de la griega.
Es curioso que el inicio de la revolución contra el gobierno de los banqueros comience en Grecia, que además de ser cuna de la democracia, la economía y la filosofía política, es también el miembro de la Unión Europea más alejado fisica y culturalmente de Bruselas.
La estructura de la deuda griega
Los 280,8 millardos de Euros que debe el gobierno griego, son el 160 % de su PIB. El 82,5 % lo debe directa o indirectamente a otros gobiernos. El principal acreedor es el Fondo para la Estabilidad Financiera Europea (European Financial Estability Facility – EFEF) a quien debe 130,9 millardos. Le siguen prestamos bilaterales de países del área del Euro, por 52,9 millardos. En tercer lugar está el BCE, con 27 millardos de bonos griegos y en cuarto lugar el Fondo Monetario Internacional, que es acreedor de 21 millardos. Los países europeos más vulnerables a una bancarrota griega, por sus aportes al EFEF y préstamos bilaterales, son Alemania, Francia e Italia. Los vencimientos más cercanos preveen pagos por un total de € 7 millardos para finales de julio. Los otros pagos pendientes este año suman € 49 millardos.
La estructura de la deuda griega ilustra perfectamente la transferencia del riesgo financiero incurrido por los bancos privados al sector público. Una gran parte de la deuda griega proviene de compra a crédito de papeles financieros de bancos privados extranjeros por bancos privados griegos. Cuando los bancos griegos descubrieron que habían comprado valores sin valor (derivatives, credit swaps, etc.) ya estaban en quiebra, Grecia los rescató y asumió sus deudas, que pagó gracias a préstamos institucionales que le concedieron fácilmente y que ahora son deuda nacional. El pueblo griego no puede pagarla y los perdedores serán los pueblos de otros países ; mientras tanto se olvida que al origen de todo esto está la ávida estupidez de banqueros privados de uno y otro lado.
Otro elemento importante de la deuda pública griega fue enorme gasto militar incurrido, como miembro de la OTAN, adquiriendo aviones, submarinos, destructores y mísiles que no produce y que no necesita, porque, hasta ahora, nadie amenaza con atacar a Grecia.
Las consecuencias del referendum
En 2011, cuando ya se habían transferido las deudas griegas del sector privado al sector público y comenzaba la negociación con la Troika, el gobierno de Papandreu amenazó con convocar un referéndum sobre las propuestas, pero no se atrevió. El gobierno de Tsipras si ha sabido jugar hábilmente esa carta que expone la contradicción entre los dictados de Bruselas y la democracia.
La economía griega era sólo el 2 % de la economía de la Unión Europea y después de las medidas de austeridad, es menos aún. Por la poca incidencia económica de Grecia en la economía europea el referéndum sobre las propuestas de la Troika no tiene tanta importancia. La importancia es por su posición estratégica para estremecer la política imperante.
En primer lugar porque muestra el conflicto de las instituciones de la Unión Europea con la democracia, en un momento en que crecen electoralmente los partidos que lo señalan y cuando las sanciones contra Rusia que causan perdidas a la economía europea en decenas de millardos, muestran el grado de su sometimiento de Bruselas a Washington.
En segundo lugar porque si el desenlace resulta en que se disminuye sustancialmente la deuda, como sucedió con Argentina, eso tendrá un efecto demostrativo en contra de los defensores de las medidas de austeridad como única solución, tales como Rajoy y Cia. En caso de que no haya descuento lo probable es que Grecia salga de la zona Euro, y eso puede tener un efecto político demostrativo, para otros países europeos sometidos a regímenes de austeridad, por razones similares.
En tercer lugar, Grecia es miembro de la Unión Europea y de la OTAN, pero con añejos nexos espirituales, económicos y culturales con Rusia. En caso de exasperar al pueblo y al gobierno griego, estos pudieran aceptar de Rusia el apoyo que la Unión Europea les niega. En ese caso resultaría coherente que Grecia dejase la Unión Europea, apelando a la cláusula pertinente del Tratado de Lisboa y probablemente adhiriese al Mercado Común Euroasiático que encabeza Moscú. En esa circunstancia su permanencia en la OTAN resultaría incómoda en un momento en que sol miembros de la OTAN hostigan militar y mediáticamente a Rusia.
En cuarto lugar, ese resultado abrumador de un 61,3 % contra la propuesta de la Troika es el epitafio de la antigua clase política griega, que aún pedía su aprobación.
Conclusión
Como bien dijo Homero en La Odisea: «El genio se descubre en la fortuna adversa; en la prosperidad se oculta.»
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