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«Órale, échese un poquito de refresco, con eso se quita el ardor, a ver aviénteselo en la cara, no se refriegue porque le arde más…». Era la expresión de una ama de casa, que con cubeta en la mano llevaba refrescos de cola para jóvenes y señores que resistían los enfrentamientos con los elementos de la Policía Federal Preventiva en el Periférico