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Es como si estuviéramos a bordo de una Nave de Locos, capitaneada por un Ejecutivo sonriente y festivo, anunciando que en breve llegará a buen puerto cuando, en verdad, se encamina hacia el abismo
Es como si estuviéramos a bordo de una Nave de Locos, capitaneada por un Ejecutivo sonriente y festivo, anunciando que en breve llegará a buen puerto cuando, en verdad, se encamina hacia el abismo