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La suspensión de pagos sería desastrosa para Grecia y el consiguiente contagio sería perjudicial para Europa. O así reza la sabiduría convencional. El debate ha girado exclusivamente en torno a la fuerza del contagio y la respuesta adecuada de los países vulnerables y del país que escribe los cheques. Quizá el debate sea desacertado porque falla la premisa. Expulsada de la Eurozona, Grecia podría ser más peligrosa para el sistema que cuando estuvo dentro, al ofrecer un modelo de recuperación que tiene éxito. Hay un escenario que se ha pasado por alto en el que la suspensión de pagos no es un desastre para Grecia. Si éste es el caso, la amenaza real, más existencial para la Eurozona podría ser muy diferente, donde los griegos serían los últimos en reírse. Se debe considerar este escenario. Traducido del inglés para Rebelión por Christine Lewis Carroll