Pese a la firme oposición de varias organizaciones nacionales y el voto contrario de los representantes de la Federación Ecologista, la mayoría de los integrantes de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) decidió aprobar la solicitud presentada por D&PL Semillas Ltda, subsidiaria de la compañía Delta & Pine Land (Monsanto), para sembrar 15 hectáreas […]
Pese a la firme oposición de varias organizaciones nacionales y el voto contrario de los representantes de la Federación Ecologista, la mayoría de los integrantes de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) decidió aprobar la solicitud presentada por D&PL Semillas Ltda, subsidiaria de la compañía Delta & Pine Land (Monsanto), para sembrar 15 hectáreas con maíces transgénicos MON-88017, MON-603 y MON-89034.
En diciembre pasado, representantes del Ministerio de Ambiente y Energía, así como del sector académico, habían solicitado posponer la votación, supuestamente para solicitar a la transnacional más información acerca del proyecto de siembra de maíz transgénico.
De acuerdo con la información brindada a Sirel por Fabián Pacheco, representante del sector ecologista ante la CTNBio, el voto a favor de la solicitud fue casi unánime y fue emitido por correo electrónico.
«Ni siquiera tuvieron el valor de mostrar la cara y explicar su voto a favor de la solicitud de Monsanto. Simplemente me llegó una comunicación por correo electrónico del presidente de la CTNBio, informándome que la votación había arrojado un saldo favorable a la siembra de maíz transgénico», dijo Pacheco.
Durante varios meses, grupos ecologistas aglutinados en el Bloque Verde, gobiernos locales y población en general se movilizaron para contrarrestar el proyecto de Monsanto.
Asimismo, el sector académico expresó su profunda preocupación a través de varios pronunciamientos públicos, y se logró posicionar a los organismos modificados genéticamente, como tema de debate nacional.
En efecto, un reciente estudio conducido por el biólogo francés Gilles Eric Seralini demostró que las ratas alimentadas con maíz transgénico MON-603, patentado por Monsanto, murieron prematuramente y tuvieron una frecuencia de tumores del 60-70 por ciento, frente a un 20-30 por ciento del grupo al que no se le proporcionó ese alimento.
«Lamentablemente era algo que se veía venir. Sin embargo, valoramos como muy positivo el proceso y el interés que se ha generado alrededor del tema, lo cual nos permitió alfabetizar en el país sobre la importancia de valorizar y proteger a nuestras semillas y luchar contra los transgénicos», aseguró Pacheco.
Uno de los resultados más importantes de esta lucha y de la histórica Caminata en Defensa del Maíz, ha sido indudablemente la decisión de 15 municipios de emitir ordenanzas municipales, para declarar sus territorios «libres de transgénicos».
Durante la Caminata que atravesó toda Costa Rica fueron recolectadas más de 7 mil firmas y se difundieron más de 18 mil volantes informativos.
Las organizaciones ecologistas aseguran ahora que mantendrán su compromiso de agotar todas las vías legales y administrativas, así como generar acciones directas no violentas en contra del maíz transgénico que Monsanto sembrará a partir de julio.
«El hecho de que D&PL Semillas Ltda tenga el permiso de sembrar maíz transgénico no es ningún obstáculo para nosotros. Antes bien, como ya ocurrió en el pasado con proyectos mineros y petroleros, se convierte en una fortaleza y un motor para iniciar otro capítulo de la lucha contra Monsanto en Costa Rica», concluyó Pacheco.
Fuente: http://nicaraguaymasespanol.