En Nicaragua no es obligatoria la educación sexual en las escuelas. Es más, existe un acuerdo implícito de los gobiernos con la Iglesia Católica de no permitir la educación sexual en los colegios, el que se ha acentuado bajo el actual gobierno encabezado por el presidente sandinista Daniel Ortega, que declaró en una reciente reforma […]
En Nicaragua no es obligatoria la educación sexual en las escuelas. Es más, existe un acuerdo implícito de los gobiernos con la Iglesia Católica de no permitir la educación sexual en los colegios, el que se ha acentuado bajo el actual gobierno encabezado por el presidente sandinista Daniel Ortega, que declaró en una reciente reforma a la Constitución que Nicaragua es un país «cristiano, socialista y solidario».
En el 2003, durante el gobierno liberal del ex presidente Enrique Bolaños (2002-2006), el Ministerio de Educación (MINED) suprimió el «Manual Para la Vida» de educación sexual dirigido a docentes, que iba a ser aprobado en ese momento, luego que grupos católicos y evangélicos ultraconservadores junto con autoridades eclesiásticas llevaran a cabo una intensa campaña contra el texto, acusando al MINED de «promover el aborto y la homosexualidad y pretender disolver las familias».
La timidez con que el gobierno de Ortega ha asumido el tema de la educación sexual tiene su raíz en la alianza que mantiene con el cardenal Miguel Obando Bravo, principal artífice de la campaña de la Iglesia Católica nicaragüense contra la educación sexual.
En su momento, el cardenal Obando celebró el retiro del manual, anunciando que contaba con «una comisión de moralistas y teólogos para rehacer el documento», lo que finalmente no hicieron.
La decisión política de no impartir educación sexual en las escuelas ha redundado en los datos que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) presenta sobre Nicaragua en cuanto a que entre los años 2000 y 2010 se registraron 367,095 embarazos en mujeres menores de 18 años y en que, según el Ministerio de Salud (MINSA), el 27.1% de los partos del año 2010 ocurrieron en adolescentes entre 10 y 19 años.
La Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva del 2009 menciona con preocupación que el número de embarazos registrados en adolescentes de 10 a 19 años subiera de 33,742 en el 2007 a 35,945 en el 2010, un aumento del 6.5%.
El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas instó a Nicaragua en el 2010 «a adoptar todas las medidas necesarias para atender a las recomendaciones formuladas (…) que no ha aplicado suficientemente, como las relativas a la puesta en práctica de la legislación, el plan de acción nacional y la coordinación, la recopilación de datos, la edad mínima para contraer matrimonio, el registro de los nacimientos, los castigos corporales, el maltrato y el abandono de niños y los embarazos de adolescentes».
También que «garantice que los adolescentes tengan acceso a servicios de salud sexual y reproductiva seguros, legales y confidenciales, que incluyan información, asesoramiento y servicios de interrupción del embarazo, y ofrezca acceso generalizado a los medios anticonceptivos». El gobierno fiel a su política de comunicación basada en el secretismo y la no respuesta pública a aclaraciones y planteamientos estratégicos solicitados desde la sociedad civil y la cooperación internacional no respondió a estas recomendaciones.
Cifras alarmantes
De acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano 2013 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la tasa de fecundidad adolescente en Nicaragua es de 104.9 nacimientos por cada 1,000 mujeres de 15 a 19 años.
Rubén Reyes, coordinador del Programa de Fortalecimiento de Grupos Juveniles de la Fundación Puntos de Encuentro, dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres, señaló a Noticias Aliadas que esta cifra, «en lugar de reducirse, como hemos apostado la sociedad civil, ha ido en aumento. Esta realidad tiene que ver con que no hemos logrado penetrar en la cultura de la educación sexual para que las personas vean la sexualidad como expresión de placer con protección y no estrechamente ligada a la reproducción».
El Informe de Estado de la Población Mundial del 2013 publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que aborda la maternidad en la niñez y los retos del embarazo en la adolescencia, precisa que «cuando una niña queda embarazada, su presente y futuro cambian radicalmente y rara vez para bien. Ya no puede continuar con su educación, se desvanecen sus perspectivas laborales y se multiplica su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión y la dependencia».
Entre las causas subyacentes para el embarazo adolescente, la UNFPA menciona el matrimonio infantil, la desigualdad de género, obstáculos a los derechos humanos, pobreza, violencia y coacción sexual, políticas nacionales que restringen el acceso a anticonceptivos y a una educación sexual adecuada a la edad, falta de acceso a educación y servicios de salud reproductiva y subinversión en el capital humano de niñas adolescentes.
Organizaciones de sociedad civil coinciden en afirmar que para Nicaragua sigue siendo un reto la implementación de la educación sexual como política pública. Pero ante este vacío, las familias esperan que la escuela asuma esa responsabilidad y viceversa.
Material de consulta
En el texto «Educación de la Sexualidad: Guía básica de consulta para docentes», editado por el MINED, el marco metodológico afirma que este material «constituye un paso más en el fortalecimiento de la educación integral. No es un libro de texto para impartir clases, debe utilizarse como material de consulta sobre los temas de educación de la sexualidad. Se propone contribuir a la comprensión y manejo de los temas brindando pautas y argumentos para facilitar la labor de orientación de las docentes y los docentes a los alumnos, las alumnas, las madres y los padres de familia».
De ahí que Reyes considere que hay un énfasis desde las políticas gubernamentales de dejar a la libre elección de la escuela el abordaje de la educación sexual.
«Algunas escuelas tienen incorporado el tema y otras no, pues no es de obligatorio cumplimiento desde el Ministerio de Educación», precisó.
Según el UNFPA, en Nicaragua sólo el 18% de las escuelas de primaria y secundaria utilizan la guía de educación sexual del gobierno.
El informe «Cairo+20-Nicaragua. Diagnóstico Nacional 1994-2012», elaborado por la organización Sí Mujer, afirma que «no existen campañas o acciones públicas que promuevan los derechos sexuales y reproductivos de las y los adolescentes; estas iniciativas las emprenden exclusivamente las organizaciones que trabajan con la niñez, la adolescencia, la juventud y las mujeres organizadas».
Al respecto, María Mercedes Alemán, coordinadora por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas de la campaña «La prueba de amor es prueba de fuego. ¡Por eso yo me protejo!», actualmente en ejecución en el departamento de Chontales (a 140 km al sureste de Managua), dirigida a la prevención del embarazo adolescente y promovida junto con la Red de Mujeres Chontaleñas, confirmó a Noticias Aliadas, que en la auditoría social sobre el tema de salud sexual y reproductiva, presentada a inicios de marzo de este año por la Red, las personas consultadas coincidieron en afirmar que el tema de la sexualidad en las escuelas se aborda desde la experiencia de las y los docentes y no desde los fundamentos teóricos consignados en los convenios internacionales de las Naciones Unidas ratificados por los gobiernos nacionales sobre los derechos humanos de las y los adolescentes.
Asimismo, en la auditoría, los y las jóvenes manifestaron que en los centros de salud del Ministerio de Salud (MINSA) se exponen más las campañas para prevenir enfermedades comunes que documentación que promueva la prevención de infecciones de transmisión sexual y métodos de protección para evitar embarazos no deseados en adolescentes. Mencionaron, además, que los centros no investigan la procedencia de embarazos en niñas y adolescentes que probablemente, por la edad, provienen de abusos sexuales.
Fuente original: http://noticiasaliadas.org/articles.asp?art=6992