El pasado fin de semana Londres protagonizó un rotundo rechazo a la visita que Donald Trump hizo a esta ciudad. Más de cien mil personas marcharon por el centro de Londres el mediodía del viernes y se concentraron bajo un sol implacable en la plaza de Trafalgar, donde el líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, […]
El pasado fin de semana Londres protagonizó un rotundo rechazo a la visita que Donald Trump hizo a esta ciudad. Más de cien mil personas marcharon por el centro de Londres el mediodía del viernes y se concentraron bajo un sol implacable en la plaza de Trafalgar, donde el líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, se dirigió a la multitud y les agradeció haber acudido a esa multitudinaria marcha rechazando la visita de este non grato presidente.
Advertido de que en Londres se habían preparado protestas masivas contra su visita, Trump se burló de ellas diciendo que los londinenses lo quieren mucho. Para desmentir esas divagaciones del presidente norteamericano, mientras él tomaba el té con la reina en el palacio de Buckingham, el centro de la capital británica se convirtió en un hervidero de manifestantes que rechazaron su política xenófoba, su racismo, su sexismo y su violación sistemática de derechos humanos. El tono cómico de la protesta tuvo, como acto más representativo, un globo gigantesco del baby Trump en pañales flotando sobre Londres. Entre bromas, burlas y carteles ridiculizadores del indeseado visitante, los londinenses vocearon bien alto sus consignas: «Trump NOT welcome here» (Trump no eres bienvenido aquí). Entre los manifestantes pudo detectarse una significativa presencia de mujeres latinas, actualmente en lucha para impedir que las autoridades norteamericanas les arrebaten a sus hijos para internarlos en jaulas.
Tal y como ya había hecho en Alemania, donde reprochó a Merkel sus acuerdos comerciales con Rusia, el presidente norteamericano tomó en este caso como objetivo de sus diatribas al alcalde de Londres, Sadiq Khan, al que, por el hecho de ser musulmán, se atrevió a acusar de haber hecho un «muy flaco trabajo» para prevenir el terrorismo.
Por otra parte, Trump no cejó en criticar la que el considera suave política armamentista del Reino Unido, reclamando al gobierno de Teresa May, como ya viene haciendo en su gira europea, elevar al doble el presupuesto de Defensa. Lo que mayor rechazo ha provocado al engreído comportamiento del presidente norteamericano han sido sus insultos al sistema de salud británico (NHS) y su pretensión de criminalizar, tal y como ya ha criminalizado en EE.UU, a la ingente población inmigrante que tiene Londres. «Qué triste es ver -se atrevió a declarar Trump a la prensa londinense– que llenen Europa de millones y millones de refugiados». En el mundillo político londinense se comenta que en una de las recepciones que se ofreció a Donald Trump, este hizo un comentario que se ha hecho muy popular estos días en EE.UU: «Los hijos de los inmigrantes son duros, muchos han cruzado ya la frontera en varias ocasiones; han sido detenidos y devueltos a sus países… No les va a pasar nada si los separamos de sus padres y los encerramos en jaulas por un tiempo». Parece que sólo los acólitos de Teresa May le rieron la gracia al presidente».
Hasta el periódico vespertino Standard Evening, de talante conservador y uno de los más leídos en Londres, se mostró indignado con las salidas de tono del presidente norteamericano y le dedicó su primera página, en la cual, tras rechazar sus insultos a la Sanidad pública británica y su desprecio hacia la mayoritaria presencia de inmigrantes extranjeros en Londres, le advierten en letras mayúsculas: «NO MR PRESIDENT»
La única persona detenida estos días a causa de injurias contra Donald Trump, ha sido una actriz porno, pero no en el Reino Unido sino en Ohio (Estados Unidos). Stormy Daniels afirmó en su show haber formado parte de los cortejos de prostitutas que el magnate acostumbraba llevar en su Boeing particular cuando hacía sus viajes de negocios, antes de ser nombrado presidente de EE.UU pero ya casado con su actual cónyuge. De una u otra manera, la noticia debió de llegar a oídos de su esposa Melanie, que en las fotos tomadas en los actos públicos celebrados a lo largo de la mañana del viernes en Londres, se la ve mirando siempre en dirección contraria hacia donde está su marido.
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