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La victoria electoral del MAS, el pasado 18 de octubre, es mucho más significativa y trascendental de lo que a primera vista puede parecer. No «sólo» se trata de la victoria sobre un golpe de Estado, que pretendió alterar el curso del desarrollo que había elegido el pueblo boliviano durante tres elecciones consecutivas. También es la victoria sobre una estrategia de adoctrinamiento en masa que han desarrollado los sectores más conservadores y fascistas de las sociedades tecnologizadas de nuestros días. Se trata de la posverdad.
El fascismo no es un fenómeno que se instale en la sociedad de golpe, con una sola arremetida política, de tal modo que «aparece» de repente. Eso no sucedió nunca, en ningún lado.
Según van pasando los días, se van develando a la luz pública, hechos que ocurrieron en el transcurso del Golpe que aconteció en Bolivia y que al momento de producirse, la comunidad no los conocía. Estos hechos develan algunos pormenores de la conspiración golpista que tienen que ver con los factores externos de la trama. […]
Si algún gobernante, en cualquier parte del mundo, lanzaría a las calles al ejército en operaciones conjuntas con la policía, en el momento en el que está prorrogando su mandato, eso sería llamado Golpe de Estado, sin ningún titubeo, por todos. No importaría si la justificación que otorgara fuera «solamente» la de mantener la tranquilidad […]
Me había propuesto no debatir más en torno a si hubo o no golpe de Estado en Bolivia, ya que después de la matanza, ¿qué duda puede caber al respecto? Los que insisten en no hubo golpe son simplemente voceros propagandísticos de un gobierno de facto, entonces ¿qué sentido tiene debatir con ellos? Sin embargo, […]