Carlos Fazio

Artículos

Con su peculiar lenguaje de ‘estadista’, el pasado 8 de marzo el procaz inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, afirmó que de manera “servil” varios líderes extranjeros lo habían buscado para “besarle el trasero” con el fin de negociar una baja en los aranceles que entraban en vigor el día siguiente.

No resulta una novedad enterarnos de las filtraciones sobre la canalización financiera de la agencia en programas y proyectos cuyos objetivos eran la guerra psicológica, las operaciones encubiertas, políticas de cambio de régimen, desestabilización, propaganda y afianzamiento del influjo ideológico de Washington a lo largo y ancho del planeta.

¿Es creíble que el “monstruo nazi” llegue a la Casa Blanca sin el aval de sectores del Estado profundo y la plutocracia?

A un año la operación Diluvio de Al Aqsa de Hamás

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