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Independientemente de cómo se desarrollen las cosas en el Congreso, estas elecciones tendrán poco impacto en la vida cotidiana de la clase trabajadora y los oprimidos.
En días previos a las elecciones de mitad de período, ha habido al menos 20 casos de personas arrestadas y acusadas de fraude electoral, – en realidad, votar siendo negro en el estado de Florida.
La prioridad de Biden desde que asumió como presidente ha sido financiar y extender la economía de guerra permanente mientras las familias hacen largas colas para conseguir alimentos gratuitos en Estados Unidos; la foto fue tomada en Phoenix, Arizona, el 29 de junio de 2022.
La actual lucha entre el “poder federal” y los “derechos de los estados” es una repetición de la lucha sobre qué corriente dentro del capitalismo puede reclamar el poder y el control sobre los destinos de los trabajadores y los oprimidos.
En Estados Unidos, con una población de 331,45 millones de habitantes, han muerto más de un millón de personas desde principios de 2020. China, con una población de 1.400 millones de habitantes, había registrado 5.226 muertes por COVID-19 hasta esta primavera, cuando un brote en Hong Kong elevó la cifra a 15.000.
La crisis de la deuda de los estudiantes no terminará con las recientes “correcciones” del gobierno de Biden.
El desmantelamiento de los protocolos de los dos grandes partidos capitalistas para hacer frente al COVID-19 y sus variantes revela la incapacidad del sistema capitalista para proteger y desarrollar a la humanidad.
Todavía estábamos conmovidos por la masacre racista en Buffalo, Nueva York, la matanza de niños en Uvalde, Texas. Luego llegó la noticia de un intento de emboscada el 11 de junio por parte de supremacistas blancos en una celebración pública del Orgullo en el Parque en Coeur d’Alene, Idaho.
En muchas de las protestas realizadas desde el 24 de junio, no sólo había carteles que defendían el derecho al aborto, sino también los que decían “Desfinanciar a la policía”.
Los mismos legisladores que votan fácilmente por el dinero para la guerra se oponen cuando se trata de gastar en atención sanitaria.