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Las iniciativas de México y Argentina para fortalecer la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la resistencia patriótica de Cuba, Nicaragua y Venezuela frente los embates norteamericanos, la recuperación popular y liberadora de Chile, Perú y Bolivia y el repunte político de Lula da Silva en el Brasil permiten advertir la recuperación estratégica de una geopolítica de unidad e integración latinoamericana y caribeña orientada a tener un rol internacional soberano frente a las principales potencias mundiales que se disputan el futuro de la humanidad sometiendo a los pueblos y países más débiles.
La larga tradición de los periodistas bolivianos de cumplir su tarea asumiendo abierta y públicamente sus adhesiones políticas o manteniendo una línea de independencia de los intereses de los dueños de medios de comunicación masivos ha finalizado con la presencia de comunicadores sociales, autodenominados “objetivos”, que se someten a las directivas de los propietarios de canales, periódicos o radioemisoras y, más aún, a intereses extranjeros de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y Fundaciones utilizando la mentira o los rumores como base de su trabajo informativo.
La detención e inicio de un proceso penal por soborno y lavado de dinero al Ministro de Gobierno y hombre fuerte del gobierno de facto de Bolivia (2019-2020) Arturo Murillo y sus cómplices en Miami, Estados Unidos, donde buscaban refugio seguro, ha dejado a toda la oposición política, mediática y social al Movimiento Al Socialismo (MAS) y al gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca totalmente desconcertada y sin capacidad y argumentos para mantener el discurso de que en Bolivia no hubo Golpe de Estado en noviembre de 2019 y se estableció un gobierno constitucional.
A pocos días de la segunda vuelta electoral en el Perú, los poderes económicos, mediáticos y geopolíticos de la oligarquía y el imperialismo están implementando una poderosa y mentirosa campaña destinada a impedir el triunfo del profesor Pedro Castillo de Perú Libre que representa a los sectores populares de todas las regiones y particularmente de los históricamente excluidos de la sierra, la selva, la costa norte y sur y las villas limeñas que han irrumpido con una fuerza inesperada y sorpresiva para quebrar el monopolio conservador de la política y las elecciones dominante en las últimas cuatro décadas.
Ante la necesidad de dar pasos adelante en la recuperación de los proyectos emancipadores de los pueblos de América Latina y el Caribe y en un momento histórico de fuertes disputas geopolíticas y de control de territorios y riquezas en la región.
La experiencia histórica en América Latina permite advertir que los procesos electorales no son suficientes para encaminar democráticamente los procesos de liberación nacional y de integración regional.
No es casual que los obispos de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), no los católicos de Bolivia, hayan sido participes directos en la conspiración y derrocamiento del presidente Evo Morales Ayma en noviembre de 2019, junto a las Embajadas de Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea (UE) y los opositores conservadores y neoliberales internos Carlos Mesa, Jorge Quiroga, Fernando Camacho y Samuel Doria, puesto que su oposición política al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) fue continua y sistemática desde el año 2006.