Eric Nepomuceno

Artículos

Los números de la pandemia del coronavirus en Brasil son cada vez más estruendosos. El total de muertos supera los 182 mil, el de infectados se acerca a seis millones 900 mil.

En un almacén del ministerio de Salud en Sao Paulo están casi siete millones de testeos de coronavirus sin distribuir a provincias y municipios. A fines de enero tendrán su validez agotada. O sea, serán pura basura.

Elecciones municipales 2020

Al principio de la noche del domingo se conocieron los resultados de la segunda vuelta para la elección de alcaldes en 57 municipios brasileños, entre capitales provinciales y ciudades con más de 200 mil electores.

Asesinato de João Alberto Silveira Freitas

En los últimos días, en medio a la tensión permanente en la política, con el desempleo rompiendo absolutamente todas las marcas históricas y la retomada de los efectos mortales del coronavirus (el pasado viernes tanto en Rio como en Sao Paulo la red pública estaba al borde del colapso, y la privada se acercaba al mismo cuadro), Brasil se vio cara a cara con un tema que suele ser negado por sus élites y el conservadurismo: el racismo estructural que impera en la sociedad.

Michel Temer, el vicepresidente de Dilma Rousseff que la reemplazó tras de un golpe institucional ejecutado en el Congreso en mayo de 2016, preparó un libro de memorias.

Jair Bolsonaro, el aprendiz de genocida que destroza Brasil, se ríe todo el tiempo. Es una risa nerviosa, tensa, falsa, grosera, como él.

Todo o casi todo en Brasil parece exagerado. El país tiene la mayor extensión territorial de América Latina, la mayor población, la economía más fuerte. Ningún otro en el continente es habitado por descendientes de tantos orígenes, o sea, de semejante amplitud, y como si todo eso fuera poco, todos sabemos que el Papa es argentino, pero que Dios es brasileño.

No hubo en Brasilia, al menos en un primer momento, ninguna reacción oficial a la victoria, bajo todas las apariencias, ineludible, del candidato del MAS en Bolivia. Es muy probable que se espere el resultado oficial para que aparezca alguna manifestación formal, que difícilmente será calurosa.

Siguiendo el ejemplo de Donald Trump, su guía e ídolo, el brasileño Jair Bolsonaro miente como quien respira.

Las maniobras del Ejército ocurrieron cuando estaba de visita el secretario de Estado, Mike Pompeo. Los militares crearon el siguiente cuadro: un país “Rojo”, en evidente alusión a la vecina Venezuela, trata de invadir el país “Azul”, que expulsará a los invasores.

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