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El informe leído por el senador de oposición Renan Calheiros el pasado miércoles cerró la etapa de trabajos de la Comisión Parlamentaria de Investigaciones (CPI) dedicada a examinar, en el Senado, quienes son los responsables por la más letal crisis sanitaria vivida por el país, la pandemia de Covid-19, que causó al menos 606 mil muertes.

Brasil vive una etapa en que el cotidiano muestra dos caras. Una, la de un mandatario sin rumbo, un gobierno que resbala en promesas incumplidas y que a la vez destroza todo y cualquier aspecto de la vida nacional. La más reciente iniciativa en esa dirección fue imponer un severísimo recorte en el presupuesto destinado a investigaciones científicas, que paralizará al sector.

Medios de comunicación de Brasil y de varios países, Página 12 entre ellos, informan que el ultraderechista mandatario Jair Bolsonaro fue impedido de entrar al estadio para ver el partido entre Santos y Gremio por no tener como presentar el “pasaporte sanitario”, o sea, el comprobante de vacunación exigido para tener acceso a eventos públicos.

El domingo pasado el ultraderechista Jair Bolsonaro conmemoró sus primeros mil días ocupando el sillón presidencial brasileño. De hoy en adelante le quedan unos 478 más.

El ultraderechista Jair Bolsonaro llegó este lunes a Nueva York. Y este martes cumplirá una tradición de más de medio siglo: desde 1955, le toca al mandatario brasileño proferir las palabras de inauguración de la Asamblea General anual de la ONU.

Después de las manifestaciones claramente golpistas encabezadas por Jair Bolsonaro el pasado martes, este miércoles la tensión persistió en Brasilia y en varias provincias brasileñas.


En su reiterado golpismo, el ultraderechista Jair Bolsonaro explicó este viernes, frente a una nutrida platea de evangelistas, que tiene tres alternativas de futuro: ser detenido, ser muerto o la victoria.

En otra muestra más de su desequilibrio sin remedio y de su desespero por saberse acorralado, además del vaciamiento acelerado de su imagen y de su gestión, el ultraderechista Jair Bolsonaro volvió a dar muestras de hasta qué punto sus brotes demenciales desconocen peligros.

De nada sirven los intentos de contener al ultraderechista Jair Bolsonaro: él renueva y refuerza la certidumbre de que desconoce cualquier límite, que carece hasta de vestigios de equilibrio y sensatez.