Eric Nepomuceno

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Son días especialmente enloquecidos en un país sumergido en un caos absolutamente descontrolado.

El mes empezó siendo de vital importancia para el ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro, al que le quedan dos años de mandato: es que el 1 de febrero fueron elegidos los nuevos presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado.

De niño me ensenaron que es esencial reconocer características y hasta eventuales calidades de adversarios y enemigos. Tal reconocimiento es fundamental a la hora de darles combate.

Entre el 14 y el 20 de este mes al menos 78 personas murieron literalmente sofocadas en los norteños estados brasileños de Amazonas y Pará: faltó oxígeno en las unidades de terapia intensiva. Otras casi mil murieron en la región gracias al colapso de los hospitales.

El diario Folha de Sao Paulo publicó en su edición del sábado una revelación asombrosa y que expone de manera indiscutible la estrategia criminal del gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro para hacer frente a la peor pandemia que asola al mundo en por lo menos los últimos cien años. Al visitar Manaos, capital de Amazonas, a principios de la semana pasada, el general en activo Eduardo Pazuello, ministro de Salud, ya había sido advertido que las reservas de oxígeno de la ciudad estaban a punto de entrar en colapso.

El pasado jueves empezaron a circular por Brasil noticias de una tragedia aterradora: en los hospitales de Manaos, capital de Amazonas, los internados estaban muriendo sofocados porque se acababa el oxígeno.

Desde que su ídolo y modelo Donald Trump fue derrotado por Joe Biden, el ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro se sintió acosado frente a sus aspiraciones electorales en 2022.

Este pasado viernes el coronavirus mató a 1.379 brasileños. Casi 58 por hora. Casi uno por minuto.

Brasil entra en 2021 con la expectativa, pese a todo el criminal retraso llevado a cabo por el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, de vacunarse para mitigar los daños causados por la peor pandemia jamás vivida en el país. Aunque el número oficial de muertos ronde los 197 mil, se estima que en realidad supera los 230 mil.

Si 2020 ha sido el año de la peste, el año que no fue, que al menos 2021 nos traiga algo de luz en este aire encubierto de tinieblas.

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