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Muchos han definido este 2020 como el año maldito, por lo del virus. Pero es tan solo uno de los miles que existen, no es el único que mata, mata más personas por ejemplo; la insensibilidad.
La voz de Pedro Pantoja siempre llevaba fuego cuando de denunciar la violación a los derechos humanos de las personas migrantes se trataba: “El migrante es un muerto en vida que camina sin nombre y sin entierro».
La gran Clarice Lispector cumple 100 años.
No era solo su habilidad deportiva, su técnica de domino de balón, su genialidad con las fintas, sus goles espectaculares, lo que hace inmenso a Maradona es su identidad de clase y su memoria histórica.
El proceder y la pasividad de la población guatemalteca es interesante a nivel de análisis, ve que manifestar porque una turba de cuatreros se embolsó millonadas de quetzales desde el gobierno pero voltear a ver a otro lado cuando asesinan y despojan de sus tierras a los pueblos originarios.
Las ilusiones de tantas personas indocumentadas.
Puede ser una pandemia, una tormenta, un ventarral, una sequía, no importa, todo se utiliza como pretexto por el Estado para saquear y vulnerar aún más a los excluidos.
Llega un momento en el que el abuso y la injusticia cansan a los pueblos y los hacen despertar en indignación, así es como salen a buscar la libertad y la democracia.
Decir Ilka es decir Comapa y Ciudad Peronia, yo no soy sin estos dos lugares, no podría ser, me haría falta algo, lo vital, lo esencial.
Guatemala, país de desigualdades eternas y racismo enraizado hasta en el azúcar del café. País de clasistas muertos de hambre. En esa Guatemala que se desborda de poesía y memoria en los huipiles de las mujeres indígenas y; de sacrificio y trabajo milenario en sus manos y espaldas, la exclusión la ponen los mestizos que desde siempre se han creído superiores por etnia y clase social.