Joaquín Urías

Artículos

El problema de unos jueces que han renunciado a toda apariencia de imparcialidad es que acaban por olvidarse del derecho y, seguros de su impunidad, dejan de decidir como órganos de la administración de justicia.

Las cifras son claras. El racismo también. Los extranjeros no molestan. Somos conscientes de que son necesarios para nuestra economía. Lo que molesta es que sean musulmanes o negros.

El Tribunal Supremo contra la democracia

Cada vez que Felipe VI interviene en política, invierte las reglas de la democracia, y lo hace para beneficiar a los mismos: a esas fuerzas vivas que controlan España desde la puerta de atrás

Los gobiernos que esquilman los servicios públicos se sustentan en la desmovilización y la ignorancia. Hoy, más que nunca, ser andaluz es plantarle cara a la miseria. Y a los miserables.

La derecha judicial sabe bien que la justicia es independiente, pero no neutral. Lo sabe tan bien que está dispuesta a reventar lo que haga falta para no perder esa posición de control ideológico de toda la sociedad.

Si una noche cualquiera un policía se cruza en tu camino, apártate. Disimula. Mira al suelo e intenta pasar desapercibida. Es triste, terriblemente triste, hablar así en un Estado de derecho, pero en España hoy día este es el mejor consejo que se puede dar.

El caso de los policías de Estepona [España] muestra que una mayor sensibilidad de la judicatura en cuestiones relativas a la libertad sexual de la mujer habría evitado el terrible mensaje de impunidad que se traslada a la sociedad

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