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Muchos son hoy los temas de preocupación para la sociedad argentina que serán foco de atención en la disputa electoral que se avecina.
No hacen falta promesas ambiguas para una plataforma sino propuestas convocantes y realistas.
El interrogante que queda abierto es si esta idea de la moneda común, sur, sería superadora para afrontar los serias asimetrías que se ahondaron entre países grandes y más pequeños de la región en las últimas décadas más allá de los discursos y al positivo clima de fraternidad existente entre los principales líderes de la región.
Ahora no sólo los habituales analistas del establishment y del Fondo Monetario Internacional (FMI) son quienes afirman que «si Argentina no acepta esto está fuera del planeta», sino que es el propio presidente Alberto Fernández, quien hasta muy poco tiempo atrás responsabilizaba al propio Fondo de “un préstamo incalificable”, quien afirma que “sin acuerdo, no teníamos un horizonte de futuro”.
De ser aprobado el acuerdo con el FMI en el Congreso argentino -con la excusa que «no hay nada más que hacer»- a libro cerrado, se frustrará con mayores golpes a la condiciones de vida de las mayorías nacionales la sincera expectativa y la enorme esperanza original generada por el actual gobierno.
Sin mucha vergüenza, el gobierno difundió “Las 10 verdades del acuerdo con el Fondo”, donde da la sensación que el mismo fue redactado por los expertos comunicadores del mismo Fondo Monetario Internacional, con mucha experiencia en maquillar las consecuencias de sus “convenios” expoliatorios.