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A juzgar por la escasa cobertura mediática, no hay tanta gente que se interesa por lo que se dice en las reuniones de las Naciones Unidas. Desde hace algún tiempo ya la autoridad de la ONU se está debilitando. Las guerras en el este del Congo, Sudán, Ucrania, Gaza y ahora también en el Líbano lo ilustran de manera contundente. Sin embargo, un discurso destacó por encima de las numerosas intervenciones de los jefes de gobierno presentes sopesando cuidadosamente sus palabras. Fue cuando el presidente Gustavo Petro de Colombia habló.
Hace unos días decidí retirarme de las redes sociales. Me sentí impotente frente al cinismo de quienes dirigen este mundo. Cuando de pronto llegó un mensaje de Palestina y recuperé la confianza. La solidaridad tiene muchas formas pero no se deja vencer nunca.
Adondequiera que vaya, el presidente de Colombia, Gustavo Petro Urriego, insiste en la importancia de su proyecto de “Paz Total”, pero a veces es como si sobran las partes que apuestan a un fracaso total.
El 1 de junio se instauró una dictadura en El Salvador, pero en la Europa absorbida por la fiebre electoral, esta noticia pasó casi desapercibida.
Después de 28 años regresé a El Salvador. Este artículo es el último de un reportaje sobre una revolución que descuidó a sus propios hijos y sin quererlo engendró a un monstruo.
Después de 28 años regresé a El Salvador. Este artículo es parte de un reportaje sobre una revolución que descuidó a sus propios hijos y sin quererlo engendró a un monstruo.
Después de 28 años regresé a El Salvador. Este artículo es parte de un reportaje sobre una revolución que descuidó a sus propios hijos y sin quererlo engendró a un monstruo.
Ya durante su campaña electoral Gustavo Petro subrayó que la paz sería la punta de lanza de su gobierno: «La paz es que alguien como yo pueda llegar a la presidencia o alguien como Francia pueda llegar a la vicepresidencia». Ganó. Este lunes 7 de agosto de 2023 Colombia hace el balance de un año de Petro. Fue un año turbulento. El camino hacia la paz no está exento de choques ni obstáculos, pero se sigue caminando.
Esta es la historia del Pulgarcito de América Latina que junto a sus hermanos y hermanas buscó un mundo mejor con unas cuantas miguitas y piedritas en la mano. Pero, a diferencia del cuento, no encontraron las botas de siete leguas y cayeron presos del gran ogro al que le encanta el olor a carne humana y que vive en Washington.
Sin ayuda externa Palestina no puede sobrevivir. Desde hace varios años la Unión Europea es el donante principal. Sin embargo, las condiciones para tener acceso a esta ayuda son cada vez más estridentes, tal que paulatinamente están llevando a la sociedad palestina a una muerte asegurada. El derecho a la autodeterminación para Palestina y los palestinos nunca ha estado tanto a la deriva.