El pueblo mexicano sabe muy bien que su principal enemigo, su enemigo de siempre, su enemigo histórico es Estados Unidos. Fue este país el que le arrebató a México, a mediados del siglo XIX, más de la mitad de su territorio. De modo que no hay gran necesidad de crear y fomentar en México una ideología antiestadounidense.

Frente a la sorpresiva decisión de la Presidenta Sheinbaum de enviar a Estados Unidos a 29 importantes capos mexicanos del narcotráfico, el Poder Judicial vio cancelada las posibilidades de ponerlos en libertad cual era el plan.

Vamos a suponer que Donald Trump cumpla sus amenazas de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas. Esto significaría, en primer término, que se habrá roto el acuerdo de libre comercio firmado entre Estados Unidos y México (y Canadá), el célebre T-MEC.

¿Sabrá Martí Batres, director general del ISSSTE, que desde el pasado mes de octubre personal de su equipo de trabajo les está exigiendo, con engaños y amenazas, a varias decenas de empleados de ese Instituto la presentación de la renuncia al empleo que desempeñan?

La fuerte y extendida resistencia a la reforma del Poder Judicial no tiene futuro. Carece de cualquier posibilidad de éxito. Esa oposición está condenada al fracaso tanto jurídica como políticamente. Norma Piña y sus secuaces se han metido en un callejón sin salida.