Miguel Ángel Ferrer

Artículos

Los ideólogos y los voceros de la derecha mexicana quieren pintar de fracaso al gobierno de López Obrador. Es la nueva bandera de lucha del conservadurismo autóctono.

Las elecciones generales de 2018 establecieron una nueva correlación de fuerzas políticas en México. Por un lado, el pueblo llano; y por otro una amplia masa de individuos de pensamiento radicalmente conservador.

De cara a las elecciones generales de 2024, la oposición conservadora se ha quedado sin banderas. No puede ofrecer a la ciudadanía ninguna propuesta atractiva. Su única oferta es una vuelta al pasado neoliberal, a la privatización de los bienes públicos, a la desaforada corrupción.

Elección tras elección y encuesta tras encuesta se confirman el auge de Morena y la declinación de los partidos de derecha. Pero la derecha tiene mil caras. Una de éstas es el Poder Judicial.

Para nadie es desconocido que la derecha mexicana mira en el Poder Judicial a un poderoso aliado político. O, diciéndolo de otro modo, la oligarquía está representada por este poder del Estado en la lucha por frenar el avance de la Cuarta Transformación.

El México del año 2023 es muy distinto al México anterior a ese año. Para empezar, desapareció el fraude electoral organizado desde la cúpula del poder, es decir, desde la presidencia de la república.

Poco a poco las cosas están cambiando en el Instituto Nacional Electoral (INE). Una primera muestra es la decisión de la nueva consejera presidenta de bajarse el sueldo en acatamiento de la Constitución.

Adormecida durante muchos años, parece que la Universidad Nacional empieza a despabilarse. Desde hace varios meses hay señales de que empieza a gestarse una nueva época de movilizaciones estudiantiles. Aquí y allá, la muchachada se está organizando.

Con gran alivio millones y millones de mexicanos han tomado conocimiento del fin de la era más corrupta y simuladora que haya habido en el Instituto Nacional Electoral (antes IFE), desde su fundación.

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