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Según varios investigadores, el neoliberalismo ha dado paso a un orden geoeconómico en el que la economía se utiliza al servicio del deseo de dominio de los Estados. Esta visión, a pesar de algunos atajos, nos ayuda a comprender algunos de los acontecimientos de nuestro tiempo.

La conversión de todo el sector tecnológico al trumpismo es fruto de su modelo de negocio. Para proseguir su lógica depredadora, ha encontrado una salida política útil en la extrema derecha.

Es un hecho: el neoliberalismo ha fracasado. Los principales ejes de las políticas aplicadas desde los años 80 -globalización, financiarización y represión social- han mostrado sus límites sociales, ecológicos y políticos.

Michel Barnier ha confirmado la entrada de Francia en la lógica de la austeridad. A partir de ahora, el núcleo de toda política económica parece consistir en reducir el déficit recortando el gasto, a pesar de las terribles lecciones del pasado.
Las últimas proyecciones de Naciones Unidas auguran un descenso de la población mundial a finales de siglo, por primera vez en setecientos años. Un reto para las sociedades y economías contemporáneas, con importantes riesgos políticos.

Es una obra que se repite una y otra vez en el espectáculo general de la economía. A intervalos regulares, un armario se abre y un ministro de finanzas descubre con horror la existencia de instrumentos de deuda que él mismo ha colocado en el armario. Sobreviene un pánico general bien ensayado, con portazos y todo el mundo clamando bancarrota, apelando a la responsabilidad y amenazando con un ataque a los mercados financieros.