Said Bouamama

Artículos

La noche del 18 al 19 de mayo pasados un grupo de militares atacó la residencia del presidente de la Asamblea Nacional de la República Democrática del Congo, Vital Kamerhe. Según las primeras informaciones difundidas, también estaba previsto atacar el Hotel Pullman, al que debía acudir el presidente de la República, Etienne Tshisekedi, y el Palacio de la Nación.

Vuelve a correr la sangre en Kanaky bajo las balas de los soldados y gendarmes franceses. Ya es elevado el balance de la represión de las manifestaciones independentistas, que desde el 13 de mayo agitan esta isla colonizada por Francia desde 1853. Hay al menos seis personas muertas, cientos de personas heridas y más de 400 detenidas.

Al imponer su visita a Níger, una delegación estadounidense fue maltratada hasta el punto de que el presidente de transición se negó a recibirla. La delegación estaba encabezada por el comandante del AFRICOM y dos secretarios de Estado, que habían ido, en particular, a defender el mantenimiento de la base estadounidense de Agadez, construida bajo el antiguo régimen pro-Washington de Niamey. Los nuevos dirigentes de Níger ‑denominados por los medios de comunicación occidentales «la junta»- han reafirmado su postura soberanista y antiimperialista y de una dignidad ejemplar para todo el continente africano [Investig’Action].

El desorden global

Cinco primeras lecciones que se pueden sacar

Con el telón de fondo de la guerra de Ucrania la campaña presidencial francesa (los temas de la campaña a los que dan prioridad los medios de comunicación y la mayoría de los candidatos, sus promesas electorales, la banalización de conceptos tomados de la matriz teórica fascista, etc.), puede servir de indicador del estado de nuestra sociedad y de la intensificación del mal viento que sopla sobre ella desde hace varias décadas. Sin ser exhaustivos, destaquemos seis rasgos significativos que la campaña ha sacado claramente a la luz y que forman un sistema al interactuar entre sí. Lo que destaca de este cuadro general no es sino una sociedad en la que el racismo desde arriba ha acabado por empapar a una parte no desdeñable de la sociedad, una banalización del macartismo en forma de un aumento de las prohibiciones de asociaciones y colectivos, una fuerte tendencia a la desaparición del Parlamento como uno de los espacios del debate democrático, un panorama mediático cada vez más monopolístico, un tratamiento mediático y político de la guerra dominado por una lógica belicista, etc.

Lo peor nunca es seguro, pero es posible

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