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Los recientes golpes de Estado en Guinea y Mali, la llamada «crisis de los submarinos franceses» con Australia, la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán sin haber consultado a sus «socios» de la OTAN, las invectivas de Macron sobre Argelia afirmando que esta cultiva un «odio» oficial contra Francia, etc., son indicios del empeoramiento de la crisis que caracteriza al imperialismo francés en el escenario internacional. Las manifestaciones populares de las últimas semanas contra el franco CFA, contra los acuerdos de asociación económica de la Unión Europea y contra la presencia militar francesa en el Sahel, las manifestaciones de apoyo a los nuevos dirigentes en Bamako o Conakry tras sus golpes de Estado, etc., confirman que el proceso que se viene desarrollando desde hace años por el cual el imperialismo francés va perdiendo relevancia ha llegado a un nuevo umbral cualitativo.
Ley sobre la seguridad global, ley sobre los «separatismos», ley de programación de la investigación, disolución de asociaciones como CCIF (siglas en francés de Colectivo Contra la Islamofobia en Francia) o (la ONG de ayuda humanitaria) BarakaCity, promulgación de tres decretos que amplían los motivos legales para fichar a una persona en un registro judicial (1), negación obstinada de la violencia policial, acusaciones de islamo-izquierdismo como herramienta para intimidar y silenciar, reanudación del debate y de la cuestión de la «identidad nacional», etc. A finales del año 2020 todo indica una sobrecarga ideológica tanto del gobierno como de muchos grandes medios de comunicación.
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos