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La protesta campesina generalizada las últimas semanas en Europa ya logró, entre otras reivindicaciones, la casi segura suspensión del Acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, el cual cuenta con más detractores que simpatías en las dos orillas del Atlántico.
Durante los últimos días de enero y los primeros de febrero, los tractores se convirtieron en barricadas en varias ciudades europeas cuando miles de agricultores ganaron las calles y bloquearon carreteras.
Prensa europea contrasta las cifras “oficiales”
A menos de dos meses de la asunción de Javier Milei como presidente de Argentina, el 24 de enero se realiza la primera jornada nacional de protesta en ese país sudamericano. Realidad doblemente sorprendente porque esta reacción popular se da a corto plazo, sin respetar la “tregua política” de los 100 días que habitualmente se les concede a los nuevos gobernantes. Adicionalmente, porque cuenta con el apoyo de decenas de convocatorias programadas tanto en Europa como en América Latina, todas ellas portadoras de una contundente solidaridad internacional contra el Gobierno de Milei.
La movilización como principal protagonista
El Foro Económico Mundial de Davos no logrará ser lo que fue en el pasado. Tampoco son las mismas de antes las tibias protestas del movimiento antiglobalización contra este think tank del pensamiento hegemónico.
No son buenas las perspectivas 2024 para Alemania, la principal potencia europea y cuarta mundial por detrás de Estados Unidos, China y Japón. Un año de relativo letargo también amenaza a la economía europea.
Más teléfonos celulares y más conexiones de internet. Sin embargo, el sueño de un planeta conectado al servicio de todas y todos parece irrealizable.
Siguen perpetuándose tiempos difíciles para las mujeres en América Latina y el resto del mundo: atención deficiente de la salud, violencia de género e ingresos desiguales. Pincelazos de un cuadro desafiante a pesar de la creciente movilización de género y a favor de la diversidad.