Las masivas movilizaciones que tuvieron lugar ayer en Roma, en repudio al todavía presidente del Consejo de Ministros de ese país, Silvio Berlusconi, son indicativas de la debacle política que enfrenta quien se ha llamado a sí mismo el mejor primer ministro que podemos encontrar hoy. La amplia y diversa participación de sectores políticos y […]
Las masivas movilizaciones que tuvieron lugar ayer en Roma, en repudio al todavía presidente del Consejo de Ministros de ese país, Silvio Berlusconi, son indicativas de la debacle política que enfrenta quien se ha llamado a sí mismo el mejor primer ministro que podemos encontrar hoy
. La amplia y diversa participación de sectores políticos y sociales en estas protestas -que surgieron a iniciativa de un grupo de jóvenes blogueros y a las que asistieron desde políticos de centro hasta representantes del Partido Comunista- sugiere algo más que una pérdida coyuntural de popularidad de Il Cavaliere, involucrado recientemente en distintos escándalos sexuales: el hartazgo suscitado por un ejercicio del poder desenfrenado, mafioso y corrupto, que ha llevado la institucionalidad italiana a extremos graves de descomposición.
En la vía legal, estas expresiones de repudio son complementadas por el fallo emitido hace casi dos meses por el Tribunal Constitucional italiano que determinó la inconstitucionalidad del llamado laudo Alfano
, el cual garantizaba la impunidad a Berlusconi -sobre quien pesan señalamientos por sobornos, fraudes, lavado de dinero, vínculos con la delincuencia organizada y hasta homicidio- y había sido impuesto por la coalición legislativa mayoritaria, sometida al jefe de gobierno.
Dicha resolución judicial ha desbloqueado los procesos emprendidos en contra de este magnate de los medios de comunicación que ostenta el máximo cargo político en Italia, y permite la continuación de juicios pendientes en su contra, entre los que destacan uno por un soborno de 600 mil dólares entregados al abogado inglés David Mills -para que rindiera falso testimonio en favor del mandatario- y otro por presunto fraude fiscal durante la compra de derechos televisivos por Mediaset, el consorcio mediático propiedad de Berlusconi.
A estas acusaciones se suman las realizadas por Gaspare Spatuzza, mafioso arrepentido
convertido en informante de las autoridades, durante una pesquisa judicial en contra del empresario siciliano Marcello Dell’Utri, aliado empresarial y político de Berlusconi y cofundador del partido Forza Italia. El pasado viernes, en una audiencia realizada en Turín, Spatuzza señaló que el hoy primer ministro estuvo vinculado a la organización criminal Cosa Nostra a principios de la década pasada, cuando forjó el emporio mediático-empresarial desde el cual tomó las instituciones italianas y las puso al servicio de sus intereses económicos y los de sus socios.
En suma, los cuatro periodos de Silvio Berlusconi al frente del gobierno italiano han derivado en un enorme retroceso democrático, institucional y moral en ese país mediterráneo y para la Unión Europea en su conjunto. Cabe esperar que, en consonancia con las muestras de repudio observadas ayer en la capital de Italia, la sociedad de ese país logre, por los mecanismos institucionales establecidos, sacar del Palacio Chigi a ese empresario metido en la política, llevarlo ante los tribunales correspondientes para que responda por los delitos que se le atribuyen, y poner fin a una era vergonzosa para Europa y sobre todo para Italia, la cual, por decirlo con palabras del Nobel portugués, José Saramago, no merece el destino que Berlusconi le ha trazado
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http://www.jornada.unam.mx/2009/12/06/index.php?section=opinion&article=002a1edi