El premier británico dejó su cargo después de diez años, pero de inmediato fue designado enviado especial al Medio Oriente. Su sucesor es Gordon Brown. Se aleja un aliado estrecho de la Casa Blanca Un ciclo se termina y un aliado de George Bush se aleja. Tony Blair, el escocés que durante diez años fue […]
El premier británico dejó su cargo después de diez años, pero de inmediato fue designado enviado especial al Medio Oriente. Su sucesor es Gordon Brown. Se aleja un aliado estrecho de la Casa Blanca
Un ciclo se termina y un aliado de George Bush se aleja. Tony Blair, el escocés que durante diez años fue primer ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, presentó ayer su renuncia al cargo a la Reina de Inglaterra, Isabel II, y de inmediato fue designado Gordon Brown, quien prometió «un nuevo gobierno con nuevas prioridades».
Tony Blair había asumido como premier inglés por el Partido Laborista el 2 de mayo de 1997, terminando con 18 años ininterrumpidos de gobiernos conservadores, como el de Margaret Thatcher y de John Major. En un principio levantó las banderas de la «tercera vía», junto a los mandatarios en ejercicio en las principales potencias, pero nunca abandonó la histórica alianza transatlántica con Estados Unidos. De hecho, Gran Bretaña fue una de las únicas naciones que participó en la invasión y ocupación de Irak y de Afganistán.
Cuando asumió en el 10 Downing Street presentó «el modelo para el Siglo XXI», según el principio de lograr «trabajo para los que puedan trabajar» y «seguridad para aquellos que no pueden», como uno de los fundamentos de su gobierno, basado en las ideas del teórico social Anthony Giddens, director de la London School of Economics.
Entre sus logros figuran poner fin a treinta años de conflicto en Irlanda del Norte. En 1998, tras casi dos años de negociaciones, se firmó el acuerdo de Viernes Santo en el castillo de Stormont.
Además, estableció una autonomía muy limitada para el País de Gales y Escocia basada en dos asambleas territoriales y limitó el número de puestos hereditarios en la Cámara de los Lores.
Una vez alejado de la política británica, se descarta que Blair sea confirmado como enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio, integrado por la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia.
El político británico tiene derecho a un automóvil oficial y seguridad las veinticuatro horas del día, además de una pensión de ex primer ministro de 64.000 libras (unos 94.720 euros) anuales y otras 87.000 libras (unos 128.760 euros) anuales para financiar los gastos de su oficina de ex jefe de Gobierno.
Su sucesor, fue hasta ayer ministro de Finanzas. Tras reunirse con la reina en el Palacio de Buckingham, Brown prometió liderar «un nuevo gobierno con nuevas prioridades», y agregó: «Ahora que empiece el trabajo por el cambio», informó la cadena BBC.
Brown, de 56 años, sucede en su cargo a un correligionario pero también su rival dentro del partido, además de connacional, y su designación corona una larga y frustrante espera de 13 años por asumir la jefatura de gobierno británica.
Brown llegó al Palacio minutos después de que Blair se reunió en el lugar con la reina para presentar su renuncia, en cumplimiento de la tradicional ceremonia de traspaso.
Brown carece del carisma de Blair, y tiene como deber buscar el apoyo de los británicos. Algunos expertos señalaron que va a intentar eliminar la mancha causada por el respaldo a la guerra de Irak, que es vastamente impopular en el país. También ha prometido restablecer la confianza de los británicos en su gobierno.
Blair también aprovechó la sesión para decir que lamentaba los peligros que corrían los soldados británicos en Irak y en Afganistán, pero no ofreció disculpas por su decisión de respaldar a Estados Unidos en la invasión a la nación árabe. «Sé que algunos creen que (los soldados) enfrentan esos peligros en vano», señaló Blair. «Yo no lo creo, y nunca lo haré. Creo que están combatiendo por la seguridad de este país y del mundo en su totalidad contra personas que intentan destruir nuestro estilo de vida«, dijo.
El presidente George Bush le rindió un tributo final a su aliado. En declaraciones al tabloide londinense The Sun, Bush dijo que «la historia juzgará a Tony con gentileza. Me han dicho que lo han calificado de El perrito faldero de Bush. El es mucho más grande que eso«, aseguró. Sin palabras.