Es cierto que Donald Trump no tiene el «físic de rol» de presidente y se parece más a un vendedor de autos usados, un proxeneta «mayamero» o a un barman de pizzería. Aunque todos sabemos que pertenece al subgénero de la especie humana del empresario, como la mayoría de prebendarios, corruptos y omnipotentes. Abusador de trabajadores, de mujeres, de débiles, de pobres y, en su caso, por haber alcanzado por segunda vez la presidencia de los Estados Unidos, de naciones y pueblos.