El Partido de Liberación Dominicana (PLD) va a comenzar su tercer periodo de Gobierno después de ganar este domingo unas reñidas elecciones marcadas por el clientelismo y el despilfarro. Los analistas y la oposición hablan de totalitarismo, los ciudadanos buscan el beneficio prometido por las maquinarias partidarias. Amanda vive en Gualey, Santo Domingo. Trabaja haciendo […]
El Partido de Liberación Dominicana (PLD) va a comenzar su tercer periodo de Gobierno después de ganar este domingo unas reñidas elecciones marcadas por el clientelismo y el despilfarro. Los analistas y la oposición hablan de totalitarismo, los ciudadanos buscan el beneficio prometido por las maquinarias partidarias.
Amanda vive en Gualey, Santo Domingo. Trabaja haciendo oficios domésticos. El servicio de agua de su barrio solo funciona los lunes, miércoles y viernes. Amanda es presidenta del comité de base de uno de los dos grandes partidos que este domingo 20 de mayo «remaban» por obtener la mayoría de los votos en las elecciones de República Dominicana. El lunes amaneció contenta. El día anterior lo pasó de arriba para abajo, de casa en casa, convenciendo a la gente de su barrio de que fuera a votar… y el partido le dio un par de reales por ese trabajo.
Su candidato, Danilo Medina, del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ganó unas elecciones en las que, según la Junta Central Electoral, no participó un 30.07% de los electores: 2.293.000 dominicanos. El lunes temprano Amanda llamó a un conocido que tiene en el partido y le dijo que ella lo único que quería era un puesto para alguna de sus hijas: una está desempleada y la otra pinta uñas 10 horas diarias en un salón de belleza donde le pagan 200 dólares al mes. No tiene vacaciones ni seguridad social.
Además, Amanda preguntó si es posible que el nuevo gobierno haga un «hueco» en el patio de la casa de unos parientes pobres. La letrina se tapó hace rato y ellos ya no saben dónde «aliviarse» con un poco de… ¿dignidad?
Este lunes 21 la familia de Amanda fue a la calle Independencia, a la sede del partido ganador. Dicen que repartieron sancocho, que llegaron las «yipetas» (vehículos 4 x 4), las mismas que pasearon la ciudad durante meses pitando y gritando vivas al candidato, hubo discursos y música, mucho merengue cómo no, hasta las 5 de la tarde. Pero igual que en el multitudinario cierre de campaña de los dos grandes partidos, nadie coreaba consignas, nadie hablaba de la falta de agua potable, del desigual acceso a la educación, de carencia alguna. En realidad, el único que tocó el tema fue el futuro presidente. Prometió -una vez más- hacer realidad el «cambio seguro».
En la calle Cervantes, cerca de la sede del PLD, Julio, taxista de la compañía Apolo, confiesa que este lunes fue triste: «Me duele hasta el cuerpo». Su candidato, Hipólito Mejía, alias «Papá», del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD), perdió las elecciones. Esa derrota se llevó también la esperanza de conseguir un puesto como chofer en alguna oficina pública.
La «inversión»: los gastos que desgastan la democracia formal
La Fundación Justicia y Transparencia (FJT), declaró que «los partidos políticos de la República Dominicana gastaron cerca de 115,3 millones de dólares en los últimos cuatro meses de campaña electoral«. Según FJT, el 74,7 % de estos recursos provenían del PLD y sus aliados; el 25,2 %, del PRD y sus aliados, y el 0,1%, de los otros cuatro candidatos.
Participación Ciudadana (PC), una de las organizaciones que actuó en calidad de «observador» de las elecciones, señaló que los partidos políticos hicieron un «gasto desmesurado» y aseguró que el PLD pagó el 69 % de los gastos en publicidad realizados por todos los partidos.
La FJT advirtió que «la exigencia de cada vez de mayores cantidades de recursos en las campañas políticas ha constituido uno de los mayores reveses para la democracia, incubando diversas formas de clientelismo que van desde la entrega de comestibles… hasta la odiosa práctica de compra de cédulas registradas en pasados procesos electorales (..)».
La ‘dictadura’ continúa
Frente a la denuncia de que tales «prácticas» han permitido institucionalizar la dictadura del PLD, pues el partido inicia su tercer periodo en el poder, R. Cassa, un analista político, señala que «todos los gobiernos se han regido por prácticas políticas, sociales y culturales muy similares. Entre esas características están los sobornos, el clientelismo, la compra de voluntades y conciencias a través de la corrupción, el control y mal uso de los recursos del gobierno y la corrupción en el sistema judicial. Lo que sucede, en realidad, es que en nuestro país sí que tenemos una dictadura. Pero esta dictadura es de las oligarquías, de los banqueros, de los grandes comerciantes (sobre todo importadores) y de las grandes corporaciones y capitales extranjeros, los cuales dominan y controlan los aspectos nodales de nuestra nación con el contubernio de las corporaciones políticas representadas por el PRD, el PRSC y el PLD. Esa es la verdadera dictadura constitucional, si es que esta categoría política existe».
Cassa observa que «la mejor manera de contribuir a encontrar una solución a los problemas causados por el dominio infinito de las clases dominantes y sus partidos políticos, llámese PLD o PRD es … optando por una alternativa política de contestación a sus prácticas de opresión, control y dominio. No apoyando al «menos malo». Naturalmente que esto tiene muchísimas implicaciones, sacrificios y compromisos. Pero es el único camino correcto».
Unas elecciones reñidas ganadas por la abstención
De acuerdo con el último boletín emitido ayer por la Junta Central Electoral (JCE), se evidencia que 2 millones 293 mil dominicanos que no fueron a las urnas, equivalente a un 30.07% de abstención.
El padrón electoral cuenta con un total de seis millones 502 mil 968 dominicanos aptos para votar, de los cuales se emitieron 4,502,675 votos, para un 69.24 por ciento. Los votos válidos totalizaron 4,465,848, para un 99.18 por ciento; los votos nulos fueron 36,362, o sea, un 0.81 por ciento y los votos observados 465, un 0.01 por ciento.
Es decir que Danilo Medina, el ganador con un 51.21% de los votos válidos logró el apoyo de 2 millones 282 mil dominicanos, unos 11.000 votos menos que la abstención. El candidato del PRD, Hipólito Mejía, logró un 46.96% de los votos, 2 millones 96 mil votos (186 mil votos menos que su contrincante). Los observadores del Gobierno de Estados Unidos se han apresurado a avalar el reñido resultado diciendo que el proceso fue «abierto, libre y justo» y refleja la «voluntad del pueblo dominicano». Mejía está enfadado, sin embargo, ha mostrado su dudas sobre los resultados y ha lamentado que Dominicana inicie «una época de totalitarismo». Amanda debe estar tranquila, funcione o no la máquina del clientelismo, el tercer periodo del PLD tiene las bendiciones necesarias.