Han transcurrido casi diez meses desde su llegada a Managua y los ex trabajadores azucareros y las viudas de la Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC), organización afiliada a la UITA, se aprestan a comenzar el nuevo año renovando su demanda de diálogo con la Nicaragua Sugar Estates Ltd (NSEL), propietaria del […]
Han transcurrido casi diez meses desde su llegada a Managua y los ex trabajadores azucareros y las viudas de la Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC), organización afiliada a la UITA, se aprestan a comenzar el nuevo año renovando su demanda de diálogo con la Nicaragua Sugar Estates Ltd (NSEL), propietaria del Ingenio San Antonio e integrante del poderoso Grupo Pellas, para lograr una indemnización por considerarla directamente vinculada con los daños ocasionados a su salud durante su desempeño laboral en dicho ingenio azucarero.
En medio de una ciudad que parece dormida, a unos pocos centenares de metros de la nueva Catedral de Managua, donde la gente llega a demostrar su fervor católico, el campamento de la ANAIRC recuerda a la población, hasta a aquella que prefiere voltear la cara, que el drama de miles de ex trabajadores azucareros afectados por insuficiencia renal crónica (IRC) sigue sin solución, y que la lucha emprendida hace casi diez meses por esta valiente organización no tiene descanso, ni siquiera durante las festividades que acaban de concluir.
Nueve personas han fallecido desde su llegada a la capital. La última, Jacoba Muñoz, de 63 años, murió pocos días antes de Navidad, mientras que aproximadamente el 20 por ciento de los ex trabajadores tuvieron que regresar a su casa por el agravamiento de su salud y ya no pudieron regresar.
Según las estadísticas de la ANAIRC, que constantemente monitorea los registros de defunciones de diferentes municipios del occidente del país, serían 3.649 los ex trabajadores del Ingenio San Antonio fallecidos por IRC. Un exterminio silencioso que ya no se puede callar y para el cual urgen soluciones y respuestas inmediatas.
«Ha sido un año bastante difícil -dijo a Sirel la presidenta de la ANAIRC, Carmen Ríos, al hacer un análisis de esta larga temporada de lucha-.
No obstante, como en todas las cosas, han habido momentos duros pero también momentos de gran solidaridad con nuestro esfuerzo. Hemos sufrido el hambre, el frío y el calor, el desprecio de un pequeño sector de la población y el silencio de la inmensa mayoría de los medios de comunicación nacionales.
Tampoco podemos olvidarnos del desinterés de la Nicaragua Sugar Estates Ltd y del Grupo Pellas, que siguen denigrándonos y sin querer abrir una mesa de diálogo con nuestra organización», continuó Ríos.
La presidenta de la ANAIRC recordó también el enorme apoyo solidario de diferentes organizaciones y personas que a nivel nacional e internacional se han movilizado a lo largo de estos diez meses, respaldando la lucha de los ex trabajadores azucareros.
«Hemos tenido una gran demostración de solidaridad, y nuestra lucha se dio a conocer en todo el mundo gracias al apoyo incondicional de la UITA, la Asociación Italia-Nicaragua, Pueblos Solidarios, la campaña de boicot al ron Flor de Caña, CISAS, el Movimiento Social Nicaragüense ‘Otro Mundo es Posible’, entre muchos otros que también en los últimos meses se han acercado a nuestro campamento como Entre Pueblos y ALBA Sud».
La represión no los doblegó
Mientras estaba tomando fotos para esta nota pasó una de esas camionetonas 4×4 del año. Desde el interior una voz me gritó que no les creyera a estos «vagos» porque son unos mentirosos.
Luego aceleró y desapareció. Me quedé pensativo, mientras los miembros de la ANAIRC se burlaban de la ignorancia de estas personas. Rápidamente calculé que con el valor de este vehículo de lujo se podría pagar el transplante de tres riñones y garantizar la vida a igual número de ex trabajadores.
«Cuando llegamos a Managua nuestra idea era quedarnos unos tres meses. Lamentablemente, la intransigencia de la empresa nos obligó a quedarnos mucho más tiempo. Han sido meses de constante hostigamiento y represión, sobre todo contra mi persona -recordó la presidenta de la ANAIRC-.
La empresa y los sindicatos organizaron marchas frente a mi casa y en Managua para tratar de doblegarnos, aislarnos y echarnos a pelear con los trabajadores activos del Ingenio San Antonio y de la licorera.
Desconocidos nos dispararon y nos arrancaron la bandera de la UITA, recibimos amenazas de muerte y nuestros afiliados fueron constantemente presionados para que abandonaran la organización. La empresa hasta les quitó la ayuda alimentaria a doce pensionados de la ANAIRC como una forma más de represalia.
Sin embargo, seguimos adelante -continuó Ríos- y permanecimos en el campamento hasta durante todas las festividades, por temor a que los curas de la Catedral aprovecharan para cercar el terreno y dejarnos tirados en la calle».
Pese a todas estas dificultades la gente sigue animada y llena de esperanza para este nuevo año que recién empieza.
«Sabemos que nos enfrentamos a un empresario poderoso que está dolido porque por primera vez en su vida tuvo que enfrentarse a una lucha tan fuerte como la nuestra y con un respaldo internacional enorme.
Por primera vez se encontró con gente que no se vende y nunca nos dejamos chantajear. Eso es algo histórico y sabemos que vamos a seguir adelante con nuestra conciencia limpia y transparente», aseveró.
«Vamos a desconocer estudios amañados»
En los últimos meses, la Nicaragua Sugar Estates Ltd ha lanzado una fuerte y costosa campaña mediática desconociendo las denuncias de la ANAIRC y tratando de desprestigiar sus afiliados y las organizaciones que respaldan su lucha.
Al mismo tiempo ha abierto una mesa de negociaciones con otra organización de afectados por IRC y con la participación de la oficina de Cumplimiento, Asesoría y Ombudsman (CAO) del Banco Mundial. Uno de los acuerdos prevé la realización de un estudio sobre las causas que origina la IRC que será realizado por la Universidad de Boston.
«La empresa ha insistido para que nos involucremos en este supuesta negociación, pero no nos interesa. Ya tenemos la Ley 456 que define la IRC como una enfermedad laboral y pedimos que se aplique en su totalidad, reconociendo nuestro derecho a ser indemnizados por los daños causados a nuestra salud -explicó Carmen Ríos-.
Ya desde ahora desconocemos cualquier resultado que salga de este estudio que se quiere realizar, porque sabemos que la empresa va a meter sus manos. ¿Por qué, por el contrario, no quiere hablar de los resultados preliminares del estudio realizado por la UNAN León? Es muy sencillo: porque no le conviene ya que se evidencia muy claramente la relación directa entre el trabajo agrícola, sobre todo en los cultivos de la caña de azúcar, banano y maní, y la IRC.
La única verdad que reconocemos -aseveró Ríos- es la de los muertos. Hombres que mueren a diario, lentamente, agotándose, y eso duele más que verlos morir por una bala. Esos muertos ya no pueden hablar y serán nuestras voces que van a hablar por ellos.
Nuevas perspectivas para 2010
Pese a los escasos resultados alcanzados hasta el momento, la ANAIRC comienza el nuevo año con muchas expectativas.
«En la Asamblea Nacional se ha conformado una comisión intersectorial que elaborará un plan integral para abordar con urgencia el drama de la IRC, tratando de involucrar a los propietarios de los ingenios como corresponsables de esta situación. Además -explicó la presidenta de la ANAIRC- se impulsará un proyecto de ley sobre las buenas prácticas productivas».
Al mismo tiempo, la ANAIRC, reaccionando a una carta enviada el pasado abril por la UITA al presidente Daniel Ortega, en la que pedía asumir «una actitud comprometida en esta etapa de la lucha en defensa de los más débiles, de los trabajadores y sus familias, en el entendido de que la riqueza de unos pocos no puede crecer sobre la tumba de miles», logró que su caso fuera abordado directamente por el Ejecutivo y trasladado a la Procuraduría General de la República (PGR) para facilitar el diálogo entre afectados y la empresa.
«Ya nos reunimos con el doctor Juan Ortega de la PGR y le entregamos toda la documentación de nuestro caso. En los próximos días vamos a reunirnos nuevamente para analizar y discutir la propuesta que nos van a presentar.
La PGR, al igual que la comisión intersectorial del Parlamento y la máxima autoridad del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), reconoce la existencia de un vínculo directo entre la IRC y la agroindustria azucarera, y esto nos llena de esperanza.
Vamos a comenzar este 2010 como si fuera el primer día. Con el ánimo y la autoestima bien en altos», concluyó Carmen Ríos.
Fuente: http://www.rel-uita.org/
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